Torreón en modo fantasma… y Román Cepeda todavía intenta sonreir.

No obstante la paliza política que le acaban de recetar desde Saltillo, Román Alberto Cepeda sigue sonriendo. Sonríe como quien no entendió la cachetada. Como quien, tras tantas, ya perdió la cuenta.
Tan solo este lunes, el Gobierno del Estado le quitó la Policía Municipal como quien le arrebata las llaves al borracho de la fiesta: por su propio bien… y por el de todos. Una intervención con olor a vergüenza pública y sabor a sentencia no escrita: usted no tiene la capacidad para gobernar.

Y mientras aún no se reponía del golpe… ¡sorpresa! Otro escándalo estalló por la mañana. Uno más para la colección. Ya llevamos casi una docena documentada —y eso solo contando las que tienen factura.
Ahora son empresas fantasmas en Yucatán, contratos con razones sociales más versátiles que una navaja suiza —leche, medicinas, publicidad, milagros—, y 29.7 millones de pesos pagados desde el municipio de Torreón a una “consultoría” que parece más un club de magia que un proveedor legal.

La tragicomedia continuó con guayabera, sonrisa y comparecencia cerrada en el Congreso. Porque si algo ha aprendido este gobierno es que la vergüenza no se dice, se esconde. Afuera, Grupo Zócalo exhibía documentos, actas constitutivas, pagos sin registro contable… y una auditoría moral que —de existir— ya habría pedido asilo político en algún otro municipio. Tal vez en General Cepeda, donde presume su rancho Verde Olivo, o en Houston, donde acude con frecuencia “por temas personales”.

El lunes, tras entregar al jefe policiaco César Perales y ceder oficialmente el control de la Policía Municipal al Estado frente al fiscal Federico Fernández, Román Cepeda presentó este martes —como si nada pasara— su Plan Municipal de Desarrollo 2025–2027.

El problema no fue el discurso: fue el eco.
Y no por la acústica del Centro de Convenciones, sino porque sobraron sillas. Alrededor de un tercio de los asientos fueron retirados discretamente antes del evento.
¿Prevención… o profecía autocumplida?

Las ausencias hablaron más que cualquier micrófono:
No fue el gobernador Manolo Jiménez,no fue el presidente del Poder Judicial Miguel Mery Ayup, ni siquiera su amigo Eduardo Olmos, representante del Ejecutivo en la región.

En su lugar: Hugo Dávila, operador del programa estatal “Mejora”.
De la estructura estatal, pero con alma de funcionarios municipales, solo llegaron Vero Soto del Teleférico, Maru Villarreal  de ProCoahuila, Lety Castaños de Finanzas,  Flor Rentería de Educación, Jesús  de Transporte y  Felipe González, diputado local que aún se cree regidor obediente.

Mientras el alcalde hablaba de conectividad, inclusión y modernidad, la realidad le hacía ghosting.
No fue el Estado.No fue el Poder Judicial.
Y la ciudadanía —con justa razón— también está dejando de ir.


🕳️ Más que un acto institucional, fue un casting fallido: faltó audiencia, faltó elenco… y sobró maquillaje.

👁‍🗨 ¿Mensaje político? Más bien, un mensaje crudo y lapidario:
El proyecto municipal de Torreón es un monólogo.
Una puesta en escena solitaria.
O si se prefiere con más veneno: es la historia de un político que habla de desarrollo sin desarrollarse,
que convoca a la sociedad civil sin civilidad, y que espera aplausos donde solo hay vacío.


Y si esto es el arranque de su “nuevo” plan —en el mes cinco de su segunda temporada—… imagínese el final.
Si es que llegan.

Porque Román Cepeda y sus cómplices —perdón, funcionarios— siguen como sus anomalías financieras: firmes, tercos… y acumulándose.
Y pronto irán por más.

Perales no será el único.

Y hablando de funcionarios coludidos, quien cobró venganza personal y profesional fue el fragmentado Yohan Uribe, quien disfrutó quitarle el control de comunicación a quien fuera su compañera —y piedra— en un periódico local.
También cobró revancha por Lady Fayuca, quien durante más de tres años intentó sin éxito controlar la comunicación de Seguridad Pública, pero no pudo con Perales, y acabó relegada como Natalia Fernández: corrida a patadas en plena huelga de policías.

¿Quién será el próximo en dejar el barco cepedista?

📌 Guarde esta columna.
¿Cuándo? Sin prisa, sin pausa. Pero llegará.

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