La Auditoría de Coahuila como Shakira: ciega, sorda y muda con Torreón… sin ritmo

Como Shakira: Ciega, sorda y muda… así la Auditoría de Coahuila ante los 531 millones «perdidos» en Torreón

El café de hoy se sirve hirviendo, con aroma a simulación institucional, boquetes financieros y una Auditoría Superior del Estado de Coahuila (ASEC) que fiscaliza cuando le conviene… y calla cuando le ordenan.

Durante la más reciente sesión del Congreso local, el rijoso diputado de Morena, Antonio Attolini Murra, en uno más de sus habituales monólogos, expuso con documentos oficiales el presunto quebranto que arrastra el Ayuntamiento de Torreón desde 2019.

Tan solo en los ejercicios fiscales de 2022 y 2023, los dos primeros años de gestión del alcalde Román Alberto Cepeda, el presunto daño a las finanzas públicas asciende a 531 millones 131 mil pesos.

“Y eso que aún no conocemos los resultados de las auditorías correspondientes a 2024 ni lo que va de 2025, ya con Cepeda reelecto”, advirtió Attolini desde tribuna.


Las cifras de la ASEC revelan 291 observaciones sin solventar, por un monto acumulado de más de 2,500 millones de pesos.

Más del 20% de ese monto corresponde exclusivamente a la administración de Cepeda González.

Pero el hoy priista no arrancó de cero. La administración anterior, encabezada por el panista Jorge Zermeño Infante, dejó su propia estela de opacidad, descontrol administrativo y simulación.

“El problema no es solo el número de observaciones”, dijo Attolini.
“El problema es que la Auditoría Superior del Estado no ha hecho nada con ellas desde hace cinco años. No ha sancionado. No ha denunciado. No ha informado”.
Aunque por ley puede turnar casos al Tribunal de Justicia Administrativa o al Ministerio Público, la ASEC no lo hace.

Y el responsable directo de esta omisión sistemática tiene nombre y apellido: el C.P. Manuel Ramírez Briones, titular de la Auditoría Superior del Estado, cuya pasividad ha sido constante pese a las cifras alarmantes.

Mientras en otros estados sí hay consecuencias por montos mucho menores, en Coahuila reina la impunidad técnica. En Torreón, el silencio ya es política institucional.

Desde la Cámara de Diputados ya se encendió la alerta: el dictamen de la Cuenta Pública 2022 fue aprobado y, a partir del 11 de febrero, la Auditoría Superior de la Federación deberá enviar los expedientes a las fiscalías para su sanción. ¿Y quién aparece en el podio nacional de irregularidades? Torreón, junto a Tecámac y Álvaro Obregón, con 346.3 millones de pesos observados. De ese monto, 246.5 mdp son pliegos de observaciones, 99.9 mdp solicitudes de aclaración y 57.9 mdp por compras y servicios bajo sospecha. Otra vez… Torreón dando la nota.

Mientras tanto, la diputada local priista Edna Dávalos, presidenta de la Comisión de Auditoría Gubernamental y Cuenta Pública, no ha exigido una sola comparecencia ni ha emitido posicionamiento firme ante estos datos. Lo único que ha hecho es simular discursos en redes sociales que nunca pronunció en tribuna, como documentó el medio El Coahuilense. Una práctica de simulación política digital que profundiza la falta de transparencia.

Cuestionado por medios sobre las observaciones no solventadas y los señalamientos de Attolini, el alcalde Román Alberto Cepeda respondió:“El que insista en lo que tenga que hacer, a mí no me ocupa ni siquiera mencionarlo.. Yo estoy haciendo lo que me toca hacer, con legalidad, con trabajo y con resultados”. Una respuesta evasiva y autocomplaciente, que evade el fondo del asunto: las observaciones están ahí, los montos también… y las sanciones no existen.
¿Y ahora qué?. Mientras el tesorero municipal, Óscar Luján, sigue en funciones intentando no embarrarse, su permanencia solo lo perfila como el próximo César Perales, en referencia al exjefe policiaco investigado tras presión mediática y denuncias ciudadanas. Ahora será el tesorero podría rendir cuentas ante la Fiscalía Anticorrupción.

¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo permitiremos que la simulación sustituya a la rendición de cuentas?

Mientras tanto, la ASEC con Manuel Ramírez Briones al frente sigue como la colombiana: Ciega. Sorda. Muda.






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