
Fin de semana sangriento: 193 homicidios en todo México, destaca Sinaloa con 20 cuerpos destrozados ¿guerra sin control?

Decapitados, colgados y territorios en silencio oficial marcan el fin de semana más sangriento del mes
Sinaloa, Baja California y Guerrero concentran los focos rojos
México cerró el último fin de semana de junio con 193 personas asesinadas, según el reporte oficial del Gobierno federal. El dato, lejos de ser solo una cifra, es una radiografía del desbordamiento de violencia que sigue cobrando vidas mientras las autoridades permanecen atrapadas entre comunicados tibios y abrazos que no alcanzan.
El fin de semana en números:
- Viernes 28 de junio: 71 homicidios
- Sábado 29: 46 homicidios
- Domingo 30: 69 homicidios
Sinaloa, epicentro del horror
El estado de Sinaloa fue escenario de un hallazgo escalofriante: el 30 de junio se localizaron al menos 5 cuerpos decapitados y colgados en un puente peatonal en Culiacán. A plena luz del día y en una zona transitada. No fue un hecho aislado, fue un mensaje.
Imágenes muestran a las víctimas colgando, sin cabeza, y a un costado, restos humanos con signos de tortura.
La Fiscalía General del Estado confirmó la investigación, aunque el gobierno estatal evitó pronunciarse sobre el contexto criminal que rodea estos hechos.
Guerrero y Baja California: la guerra sigue
Mientras tanto, Guerrero reportó 8 homicidios solo el viernes, incluyendo ataques armados en Acapulco y Taxco.
En Baja California, se documentaron 6 asesinatos en Tijuana, donde los cuerpos fueron abandonados con mensajes del crimen organizado.
La estrategia de seguridad, sin rumbo claro
En un país que acumula más de 12 mil homicidios en lo que va de 2025, la pregunta es inevitable: ¿dónde quedó la estrategia de “abrazos, no balazos”?
La narrativa del gobierno federal intenta sostener que “vamos bien”, mientras las calles siguen sembradas de muerte y miedo.
Silencio institucional
Pese a los hechos atroces en Culiacán, ni la Secretaría de Seguridad ni el Presidente han emitido posturas contundentes. La violencia se ha vuelto tan cotidiana, que ni la decapitación pública de ciudadanos logra ya romper la indiferencia del discurso oficial.
Es momento de dejar de contar cuerpos y empezar a contar responsables.
La normalización del horror en México no puede ser la herencia de esta administración. Cada cuerpo hallado, cada madre que busca, cada silencio oficial… es una omisión imperdonable.