
El que acusa… ¿no actúa? Gómez Palacio exhibe a Román
El Ayuntamiento de Gómez Palacio desmintió las declaraciones del alcalde Román Cepeda, quien responsabilizó a “los vecinos” por la baja percepción de seguridad en Torreón según la última encuesta del INEGI. La respuesta fue clara: cada municipio es responsable de sus resultados y Gómez, aseguran, tiene mejores cifras.

Gómez Palacio – En lugar de reconocer los errores o ajustar su estrategia, el alcalde de Torreón Román Alberto Cepeda eligió culpar al municipio vecino de Gómez Palacio por los malos resultados de percepción de seguridad revelados por la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) del INEGI. Lo dijo en televisión abierta, la semana pasada en entrevista con Telediario de Multimedios Laguna: “Yo sé justamente lo que está pasando con los vecinos, pero tenemos condiciones diferentes”.
La declaración, lejos de quedar como anécdota, generó una respuesta institucional desde Gómez Palacio. En rueda de prensa de este martes , el secretario del Ayuntamiento, José Ángel Mascorro Muñoz, y el comisario Luis Alberto Duarte Vázquez desmintieron a Cepeda, acusándolo de tergiversar los datos y de pretender trasladar culpas para justificar los resultados adversos de su propia administración.
Una metrópoli, dos realidades
Aunque Torreón y Gómez Palacio comparten geografía y dinámicas metropolitanas, la ENSU evalúa los municipios de forma individual. No hay justificación técnica ni estadística para que el alcalde de Torreón atribuya su deterioro en percepción de seguridad a lo que ocurre en Durango.
“Cada quien es responsable de las dinámicas que se manejan en los municipios”, sentenció el secretario Mascorro, quien recordó que Gómez Palacio ha logrado sostener una baja incidencia delictiva gracias a estrategias específicas como el operativo Dragón y los comités ciudadanos de seguridad.
Además, el comisario Duarte detalló que no se han registrado eventos violentos de alto impacto, y que los delitos más comunes, como la violencia familiar, están siendo atendidos con coordinación interinstitucional. En contraste, en Torreón han sido frecuentes las denuncias ciudadanas sobre riñas, robos, y violencia en zonas de antros y bares.
La defensa de lo indefendible
Román Cepeda ha enfrentado críticas crecientes por la falta de resultados concretos en materia de seguridad. Desde ejecuciones en vía pública hasta enfrentamientos en sectores residenciales, Torreón ha visto deteriorarse su imagen de “ciudad blindada”, mientras el alcalde insiste en hablar de inversión, obra pública o percepción.
Su intento por distraer la atención culpando al entorno regional, más que una estrategia, evidencia una falta de responsabilidad política. Gómez Palacio no pidió entrar al juego, pero no dejó pasar la acusación: “No podemos hablar de cuestiones subjetivas cuando las cifras frías nos colocan en un mejor lugar”, respondieron desde el cabildo.
Una frontera simbólica
Aunque Torreón y Gómez Palacio comparten el concepto de “zona metropolitana”, no existe una verdadera coordinación interestatal que permita enfrentar los retos de seguridad como una sola región. Cada alcalde opera bajo lógicas propias, y las diferencias se acentúan cuando uno de ellos se deslinda públicamente de los resultados negativos.
En esta ocasión, fue Gómez Palacio quien sostuvo la postura institucional. Sin pedir disculpas ni iniciar confrontaciones, la administración encabezada por Leticia Herrera y su equipo marcó límites: ni desinformación ni tergiversación.
Política de excusas
Mientras los indicadores bajan y la confianza ciudadana se erosiona, el discurso oficial en Torreón se encapsula en lugares comunes. “Vamos bien”, “la percepción es otra”, “se ha avanzado”. Pero los números no mienten. Y tampoco los vecinos.
En lugar de asumir los pendientes, Román Cepeda prefirió victimizarse ante una supuesta situación “que viene de fuera”, como si la violencia, el robo o la inseguridad fueran fenómenos que cruzan el Nazas por sí solos.
El intento de Cepeda por trasladar la responsabilidad de sus cifras a Gómez Palacio no sólo es injustificado, sino revelador. Muestra un gobierno más ocupado en administrar su imagen que en corregir sus deficiencias. Y mientras los ciudadanos de Torreón siguen expuestos a una estrategia fragmentada, la administración prefiere culpar a los demás.