¿Antídoto contra el narco? Autos eléctricos ganan terreno

Culiacán. En medio de una escalada violenta conocida como “narcopandemia”, los vehículos eléctricos (EVs) han comenzado a posicionarse como una opción inusual pero creciente entre automovilistas que buscan mayor seguridad. Aunque estos autos ofrecen cierta protección frente al crimen organizado, también están generando un nuevo foco de tensión: la infraestructura eléctrica domiciliaria.

🔥 El crimen los evita… por ahora

El aumento en robos de automotores ha provocado que muchos opten por vehículos eléctricos o híbridos, que, por su limitada autonomía y la escasa infraestructura de carga en zonas rurales, no resultan atractivos para los grupos criminales.

A estos no se los roba la malindranada… se les acaba la pila y ahí quedan”, comentó con sarcasmo un conductor sinaloense. Y al parecer no exagera: entre septiembre de 2024 y marzo de 2025, las ventas de EVs crecieron 57 % en el estado, según cifras del mercado automotriz.

Riesgos eléctricos domésticos al alza

Expertos advierten que la creciente demanda de carga desde casa —que requiere entre 5 y 8 kW, equivalente al consumo de una vivienda completa— ha comenzado a sobrecargar transformadores comunitarios, provocando daños en medidores, cortocircuitos, recalentamientos y hasta incendios.

Además, muchas instalaciones se hacen de forma clandestina, sin notificar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ni seguir normas técnicas, lo que agrava los riesgos. La CFE no cuenta con información clara sobre cuántos cargadores están operando en zonas residenciales, y por ende, no ha reforzado su infraestructura.

Seguridad personal vs. riesgo estructural

El contexto no es menor: Sinaloa vive una confrontación entre células del Cártel de Sinaloa, como “Los Chapitos” y “La Mayiza”, lo que ha derivado en múltiples detenciones de líderes y operadores desde octubre de 2024. En este entorno de tensión y miedo, los EVs se han convertido en una vía de escape silenciosa para quienes pueden costearlos.

Sin embargo, el costo se traslada a la red eléctrica y a hogares sin preparación para esta transición tecnológica. Se reportan fallas en barrios enteros por sobrecargas localizadas.

Regulación ausente y crimen en adaptación

Hasta ahora, no hay un marco local o federal claro para regular la instalación de cargadores residenciales. La adopción de EVs en Sinaloa avanza sin control técnico, lo que plantea un riesgo dual: seguridad personal para el usuario, pero vulnerabilidad eléctrica para su comunidad.

Y aunque hoy los autos eléctricos no son prioridad para el crimen organizado, su valor sigue siendo atractivo para desmantelamiento o reventa, especialmente si logran adaptarlos para uso urbano o modificarlos.

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