
Mejía huele huachicol… pero no olió nada cuando era subsecretario de seguridad

Mientras en Coahuila se presume una “coordinación histórica” tras el decomiso de 15 millones de litros de huachicol, el gobernador Manolo Jiménez aclaró rápido: la gasolina “no era de aquí”. ¿Blindaje estatal… o simple turismo de carrotanques?
La foto con Omar García Harfuch fue más campaña que estrategia: una postal de “unidad total” y cortina para apagar voces incómodas.
Y justo ahí, entre vapores de diésel, emergió Ricardo Mejía Berdeja: el acapulqueño de acento coahuilense por conveniencia, que ahora dice que Coahuila es “la capital nacional del huachicol”. Lo dice quien fue subsecretario de Seguridad… y dejó al país más perforado.
Mejía huele el caos como buitre institucional. Fracasó con el PT, rompió con Morena, y ahora busca reengancharse a la 4T con el mismo discurso que antes ignoró.
Manolo respondió con sorna: Me dan cosita… mientras ellos gritan, la presidenta nos reconoce”. Según él, el huachicol “venía de la frontera”.
Graduaciones como acto político

La semana pasada eran brigadistas preocupados por las familias inundadas. Hoy, los políticos se pelean el micrófono… pero no para denunciar corrupción, sino para leer discursos emotivos en graduaciones.
Da igual si es kínder o prepa: ahí están regidores y diputados afinando la voz, practicando su mejor tono solemne para leer frases recicladas por ChatGPT. En Torreón, ante la ausencia de sesiones de Cabildo, varios regidores aprovecharon para subirse al escenario. Aunque los graduados no votan, eso no impide posar para la foto y ensayar.
Y la fiebre de ceremonias no es solo local: Flor Rentería, coordinadora estatal de Educación en La Laguna, apareció en el Teatro Nazas en la graduación de la Secundaria Técnica 83. Dio un discurso con citas de la madre Teresa de Calcuta… y luego huyó antes del pase de lista de los 600 alumnos. Justificó que tenía un evento con Manolo Jiménez… pero el gobernador estaba en Saltillo.
También el diputado morenista Alberto Hurtado ensayó campaña en una graduación. Representó a su amiga, Cecilia “la heredera” Guadiana, repartiendo regalitos con su nombre y aspiraciones de gobernadora.