
La humedad sindical de la CATEM que se expande en La Laguna

A veces, la realidad se cuela por la ventanilla del taxi o el asiento trasero de un Uber. Este martes, entre semáforos y topes, dos conductores coincidieron en algo: les piden no realizar viajes hacia la Laguna de Durango.
No es por flojera ni por tarifa baja. Al contrario. Es porque —según cuentan— allá el peligro se siente como el aire caliente de la carretera. En pocos días: decapitados, persecuciones y ese eco de miedo que recuerda a los peores años de la Laguna del Miedo.
Pero la inseguridad no viaja sola; trae pasajeros. Uno de ellos es la CATEM, el sindicato de marras de la 4T, que se mueve con tranquilidad por esos lares y que, aseguran, cobra cuotas a ganaderos por cada res vendida, como a “SuKarne”, que —dicen— se mudará a Saltillo ante las presiones de este sindicato obrero en Durango.
Aunque en Coahuila tienen el rechazo inicial del gobernador Manolo Jiménez para dejarles operar, ya encontraron cómo meter las manos… y las cuotas. De acuerdo con trabajadores de la construcción, en el nuevo Walmart frente a Costco —donde, según cuentan— este sindicato, liderado en Coahuila por el amigo de juergas del director municipal de Desarrollo Económico, Antonio “Toñito” Hernández, llegó con advertencias: o contratas con nosotros o la obra se detiene.
En los discursos, a nivel nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum habla de unidad y derechos laborales; en la calle, la CATEM actúa como el brazo armado sindical de la 4T… con métodos que recuerdan a otros tiempos, pero sin disimulo.
En Torreón, el gobierno estatal se aferra a decir “no entran”; en la práctica, ya están adentro, como la humedad: silenciosos, pero expandiéndose. Aquí, los conductores de Uber aseguran que deben pagar 495 pesos para que el municipio los deje trabajar.
La pregunta no es si la CATEM llegó para quedarse, sino cuánto tiempo tardará en convertir la “defensa del trabajador” en otro impuesto extraoficial, cobrado al ritmo del miedo. Y quizá, este jueves, cuando Sheinbaum y Jiménez se sienten a la misma mesa —ella celebrando la “entidad más segura del país” y él cuidando su narrativa—, alguien debería aprovechar el café para preguntar si esa seguridad incluye blindar a Coahuila… de la CATEM.
