
De tesorero fantasma a contralor oficial… ¿Quién dijo conflicto de interés?

En los recientes cambios del gabinete municipal, al alcalde de Torreón, Román Cepeda, le dejaron poca maniobra política. La excepción es la continuidad de su hombre de confianza, el tesorero Óscar Gerardo Luján Fernández, un funcionario señalado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF) con irregularidades por 159 millones de pesos, y por la Auditoría Superior del Estado (ASE) con 291 observaciones no solventadas en cinco años.
Aun así, Luján no se va: este jueves deja la Tesorería para asumir el viernes la Contraloría Municipal.
Votación a modo
En Torreón, los regidores confirmaron que la transparencia es un adorno. La Comisión de Contraloría —integrada por priistas y dos morenistas, María Fernanda González Aponte y Zazil Pacheco Pérez— elvoto fue de manera unánime a favor del todavía tesorero. Lo hicieron por encima de otros tres perfiles: Jorge Alejandro Serrato Corona, Rogelio Vizuett Fragoso y Roberto Jairzinho Polina Rodríguez.
Ese “filtro” tendrá que ser ratificado en Cabildo este viernes. El resultado: Luján, el hombre de las finanzas con observaciones millonarias, ahora será el encargado de auditarse a sí mismo. Un contralor debería vigilar el gasto público y revisar a los servidores municipales; aquí, en cambio, se convierte en blindaje político para proteger a quienes controlan el presupuesto.
La ley escrita vs. la ley aplicada
El Código Municipal para el Estado de Coahuila de Zaragoza es claro. En su artículo 102, fracción II, establece que el contralor debe nombrarse mediante convocatoria pública, con participación de cámaras empresariales, colegios de contadores, sector académico y sociedad civil. Y en el artículo 134 precisa que el perfil requiere al menos dos años de experiencia profesional en áreas contables o administrativas, además de no estar inhabilitado ni condenado.
Sin embargo, lo que se vivió en Torreón fue otra cosa: una simulación de convocatoria. Hubo cuatro perfiles registrados, uno impulsado y una votación en comisión tan automática como un sello de goma.
Alertas ignoradas
Las contradicciones quedaron expuestas una semana antes. En sesión de Cabildo a puerta cerrada, la minoría levantó alertas. María del Socorro Aguilera (Morena) cuestionó la rapidez del relevo; el también morenista Gabriel Francisco Pedro advirtió que no se debe permitir un contralor que “esconda irregularidades bajo la alfombra”; y Luis Ortiz Zorrilla (PT) votó en contra del proceso exprés.
Sin sorpresas, la mayoría priista y el único panista defendieron la propuesta como si se tratara de un trámite rutinario.
Un guardián convertido en cómplice
El contralor municipal debería ser el guardián de la rendición de cuentas: auditar servidores, vigilar el patrimonio y revisar la caja pública. En Torreón, ese papel se redujo a un acuerdo entre amigos.
Luján hereda varios pendientes —y beneficios— a su sucesor en Tesorería, Javier Lechuga: aumentos de sueldo a sus cercanos y al menos 15 nóminas fantasmas que aún flotan en el aire.
Los cambios se concretarán este viernes en Cabildo. Algunos funcionarios se sienten salvados, pero no: se dice que los relevos seguirán, al menos, durante los próximos 15 días.
El espresso de hoy se sirve fuerte y amargo: la ley existe, pero en Torreón se aplica al gusto de quien paga la cuenta.
