
De líderes a rogones: los nuevos vuelos del Ayuntamiento de Torreón

Durante esta quincena de octubre, la fila más larga no fue en el cajero del Bienestar… sino en el séptimo piso de la Presidencia Municipal de Torreón.
Ahí, en la oficina del secretario del Ayuntamiento, Eduardo Olmos, se vio un desfile inusual: lideresas cambiadas por funcionarios nerviosos, todos amontonados para abogar por sus aviadores, como si estuvieran vendiendo tortillas a once pesos el kilo.
El motivo del nerviosismo: una auditoría sorpresa ordenada por Tesorería, encabezada por Javier Lechuga, para revisar la lista de aviadores que engrosan la nómina municipal.
La noticia cayó como café cargado en ayunas: amarga, pero suficiente para despertar a más de uno.
Desde temprano comenzaron a circular los nombres de los más inquietos.
Entre ellos, varias “herencias” del exsecretario Pepé Ganem, que todavía flotan en el aire acondicionado del séptimo piso.
Uno de los casos más comentados fue el de Víctor Navarro, exdirector de Servicios Administrativos, quien habría dejado entre ocho y diez trabajadores “de confianza” que solo confiaban en cobrar.
Otro señalado fue el extesorero Óscar Luján, que también dejó su propio semillero de aviadores.
Y no podía faltar Yohan Uribe, #LordFragmentado, titular de Comunicación Social, quien —según versiones internas— cobra directamente los sueldos de su tropa para pagarle a los empleados de su medio Contravía.
Por si fuera poco, cuentan que intentó seguir mandando a distancia durante los días de incapacidad de su coordinadora editorial, pero se le cebó el plan: en su lugar pusieron a una vieja conocida suya —y archienemiga de “Lady Fayuca”—, una reportera de la vieja guardia ligada tanto a Luis Morales como al propio Uribe.
Y esta semana, el área tuvo además un refuerzo de lujo: una mujer de temple fuerte y conocimiento político que, dicen, hace temblar a más de uno.
Es decir: de la nómina municipal a la raya editorial, sin escalas… pero con drama de redacción incluido.
El nombre que más ruido hizo, sin embargo, fue el de David “El Chacho” Ortiz, viejo conocido de la casa.
Exdirector de Recursos Humanos en la primera temporada de Román Alberto Cepeda, “El Chacho” se quedó con las mañas —y los contactos— de su mentor Víctor Navarro, y se dice que sabe de memoria los trucos del sistema.
Cuentan incluso que ahí estuvo el error de Javier Lechuga: no haber removido a tiempo a Ortiz y sus viejas prácticas.
Tanto, que la auditoría también tocó la puerta del despacho del alcalde Román Cepeda… y ahí sí, nadie quiso abrir.
Los pasillos huelen a tensión y a café recalentado.
Esta semana, personal de Tesorería y de la Secretaría del Ayuntamiento fue citado al edificio de Plaza Mayor para cobrar la quincena en persona.
El pago se hizo con cheque y la presencia física fue obligatoria.
Varios directores tuvieron que improvisar excusas para justificar a los ausentes: “trabajan de noche”, “andan en comisión”, “hoy no les tocaba venir”.
La conclusión fue inevitable: los aviadores están plenamente identificados.
Ni Lechuga ni Olmos quieren cargar con fantasmas ajenos.
Entre expedientes, listas y firmas sospechosas, la pregunta que ronda el séptimo piso es simple pero incómoda:
¿cuántos de esos nombres cobran sin trabajar… y cuántos despachos más tienen su propia nómina fantasma?