LadyCapullo y el «junior del Bienestar»Américo Villarreal : funcionarios que confunden empatía con autopromoción

La titular de Protección Civil de Coahuila en la Región Laguna, Claudia González Díaz, mejor conocida como #LadyCapullo, decidió compartir —y celebrar— el perfil de Rocío Nahle, gobernadora morenista de Veracruz que se ahoga, literalmente, en críticas por su incapacidad para responder al desastre natural que mantiene a su estado bajo el agua.

Lo que pretendía ser un gesto de solidaridad institucional terminó pareciendo pleitesía partidista: aplaudir desde Coahuila a quien no ha podido con su propio gobierno.
Un desliz que desnuda la confusión que habita en muchos funcionarios con guiños a la llamada Cuarta Transformación: creer que servir al partido equivale a servir al pueblo.


Y no fue la única. El caso de Américo Villarreal Santiago, superdelegado de Bienestar en Coahuila, es todavía más representativo de esa mezcla entre privilegio y propaganda.

Hijo del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, el joven delegado ha hecho de su cargo una especie de franquicia itinerante.
Opera como si su nombramiento federal fuera un pasaporte diplomático: viaja en aviones privados, brinca entre estados y presume relaciones más que resultados.

Su presencia en Coahuila es tan intermitente como su compromiso con los programas que encabeza.
Y cuando aparece, lo hace con discurso aprendido, sonrisa oficial y escolta de fotógrafos.

Los vuelos de cortesía que lo trasladan entre Saltillo y Ciudad Victoria ya son símbolo de un funcionario que flota —literalmente— sobre la austeridad que predica.
Y ahora, con brigadas de Bienestar enviadas hasta Veracruz, la pregunta es inevitable:

¿También usará esos aviones para “entregas de solidaridad”?

No está mal ayudar más allá de los límites geográficos;
lo que está mal es hacerlo como si el país fuera un escenario de campaña permanente.

El discurso de “estar cercanos al pueblo” se volvió eslogan;
el bienestar, una marca en manos de influencers con cargo.

Mientras Veracruz se hunde en lodo y Coahuila en discursos, los funcionarios confunden la brújula:
creen que servir es seguir y que obedecer al partido es lo mismo que atender a la gente.

Y aunque Villarreal se llevó a un séquito de funcionarios a Veracruz, allá los dejó.
Los malquerientes suponen —no sin razón— que regresó a Coahuila en avión privado, pues tenía un compromiso más personal que institucional: acompañar a su novia, la senadora Cecy Guadiana, en un evento social en el municipio de Frontera, donde inauguró la asociación civil Del Ángel San Juan: Unidos Cambiamos Vidas.

El amor también viaja con cargo al erario, dirían los cínicos.

Mientras tanto, en Veracruz quedaron quienes se prestaron a la foto y al discurso.
Entre ellas, Karla Zamora, delegada de Bienestar Región Laguna, quien viajó para grabar videos en Tantoyuca, posar entre charcos y presumir censos

En La Laguna, los beneficiarios siguen esperando la visita que nunca llega, como el originario de Torreón Andrés de la Torre Ontiveros y su familia, quienes llevan meses solicitando una revisión de su caso.

Candil de la calle… y sombra en casa.

En la nueva burocracia del “bienestar”, algunos ya no sirven al pueblo:
sirven al algoritmo. Confunden la empatía con marketing y la ayuda con autopromoción.

El desastre natural en Veracruz solo evidenció un desastre político más profundo: el de una estructura que usa la desgracia ajena para iluminar la propia vanidad.

Y mientras los verdaderos damnificados esperan víveres,los funcionarios reparten publicaciones.

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