Contratos en SIMAS: ¿Negocios ‘por debajo del agua’?

En Torreón, parece que no habrá agua, pero sí contratos a chorros y sin escalas. El Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (SIMAS), entidad encargada de garantizarnos un recurso tan vital como el agua, acaba de adjudicar más de 16 millones de pesos para la rehabilitación de fuentes y equipos hidráulicos. Y como no podría ser de otra forma, SIMAS jura y perjura que todo fue transparente y realizado a través de licitaciones públicas. Claro, claro… como todo lo que brilla no es oro, aquí el oro tiene una capa de barro bastante sospechosa.

Medios locales y estatales no dejan de señalar la «casual» relación entre las empresas beneficiadas y el secretario en trámite del Ayuntamiento, José «Pepé» Ganem. Según testimonios filtrados, las adjudicaciones fueron tan “discrecionales”, son como las decisiones de tu tía en las fiestas cuando elige quién se lleva el centro de mesa. ¿Casualidad? Tal vez. Pero la sombra de un posible conflicto de intereses se hace cada vez más grande.

Recordemos que, precisamente por el tema de SIMAS y los vínculos familiares, se dio el rompimiento entre Ganem y el grupo encabezado por Miguel Riquelme, cuando aún era alcalde. Aquel enfrentamiento terminó con Ganem relegado a un puesto poco influyente como Director de Prevención del Delito, y desde entonces, cada vez que intentaba negociar algo en SIMAS, el entonces gerente Xavier Herrera lo dejaba esperando con cara de «ahorita no, joven». De ahí viene su coraje. Sin embargo, Pepé encontró refugio en Gómez Palacio, con amigos tan cuestionables como el proceso de adjudicación que ahora nos ocupa. Estos personajes, además, ahora aparecen en panfletos polémicos vinculados a organizaciones de dudosa reputación.

Y es que, ante este panorama, lo que menos hay es una respuesta creíble. ¿Qué podemos esperar cuando la transparencia en los procesos de SIMAS es tan escasa como el agua en los pozos?

Para añadir más drama a la historia, el Padrón de Proveedores del Municipio revela que una dirección está vinculada a la familia Ganem. No se trata de cualquier dirección, sino de un punto estratégico para empresas que parecen tener tanto en común con los intereses de Ganem como tu cuenta bancaria con tu jefe a final de mes. Y sobre esa propiedad en Paseo del Campestre… ¿una «casualidad» que la actividad comercial de los proveedores haya aumentado justo después? Claro, claro… «justo lo que pasa cuando se mezclan agua y aceite».

Mientras tanto, el alcalde Román Cepeda volvió a Torreón y, en su mañanera semanal, tuvo que defender el proceso con la firmeza de un político profesional (es decir, sin dar respuestas claras). Asegura que los procedimientos de adjudicación son legales y que cualquier irregularidad puede ser revisada. Pero ante la insistencia de los medios «fuera de guion», Román se mostró tan nervioso como un adolescente al que descubren haciendo trampa en el examen. En su rueda de prensa, reconoció desconocer el caso y su vinculo con su subordinado sugirió que mejor le preguntaran a Ganem, quien estaba justo detrás de él, como si fuera un niño tímido esperando ser rescatado. Y Para evitar que los malquerientes sacaran provecho de la situación, se optó por eliminar la transmisión en vivo de la conferencia, sin previo aviso. Algunos lo vieron como un acto de autocensura; otros, como un simple error técnico. ¿Será este el ocaso de las mañaneras del alcalde, a quien sólo se le exponen sus fallas más que marcar la agenda?

En El Espresso del Día, nos queda una sola pregunta: ¿hasta qué punto los intereses personales de nuestros funcionarios influyen en las decisiones que toman, a costa del bolsillo público? La respuesta parece más turbia que el agua en los pozos de Torreón.

Más allá de columnas estatales, se requiere una auditoría independiente. Pues ya están surgiendo los detractores que hoy aplauden el cinismo de Román y sus secuaces, que hacen lo que quieren bajo la mirada pasiva de todos.

¿Y el nuevo gerente de SIMAS, Roberto Escalante, cómo responderá a esta herencia, que más parece una piedra de esas que tapan tuberías en el camino de quienes deseamos que el agua, por fin, llegue a nuestras casas?

¿Se hará justicia o todo seguirá igual? El reloj sigue corriendo… ¡y el agua sigue sin llegar!

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