
El Club de Toby en Torreón: Reciclaje, nepotismo, y ¿misoginia?

Como advertimos aquí mismo, el alcalde de Torreón ha sellado su propio Club de Toby, donde las mujeres son más accesorio que protagonistas. La confirmación de su gabinete no deja dudas: los principales cargos los ocupan hombres, mientras que las pocas mujeres que permanecen, lo hacen bajo sospechas de nepotismo.
Empecemos por el caso más escandaloso: Martha Rodríguez, ratificada como presidenta del Tribunal de Justicia Municipal. Más allá de su capacidad, que nadie discute, la sombra de su esposo, el polémico Pepe Ganem, secretario del Ayuntamiento, pesa demasiado. Lo irónico es que Martha tiene mucho más experiencia que su marido, pero en política el amor no solo conquista corazones, también abre puertas… o las cierra para los demás.
Recordemos que Martha fue una regidora panista combativa durante el gobierno priista de Eduardo Olmos. Pero el amor la hizo cambiar de trinchera, y desde entonces ha despegado en cada administración priista posterior. Así, la lealtad partidista pasa a segundo plano cuando las alianzas personales pesan más que los principios.
Reciclaje político: Más de lo mismo
La mayoría de los nombramientos del nuevo gabinete fueron simples trámites, reciclando a los mismos funcionarios de siempre. Pocas sorpresas y mucho continuismo. Ahí siguen Juan Adolfo Von Bertrab en Obras Públicas y Fernando Villarreal en Servicios Públicos, pese a que se creía que estarían fuera.
Una verdera sorpresa entre los presentes fue laa salida de Érika Sotomayor de Atención Ciudadana. Su trabajo era reconocido, pero su reemplazo es Raúl Garza, alguien cercano al alcalde y «graduado «becado»de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA). Garza llegó ahí porque su plan original, ocupar una regiduría suplente en lugar de Mario “N”, se frustró. Y como en política nadie se queda sin hueso, ahí lo acomodaron.
Quien no corrió con la misma suerte fue Luis Rayas, quien cobraba en Comunicación Social. Las auditorías internas y las intrigas palaciegas lo dejaron fuera. Al parecer, las nuevas cabezas de esa área le echaron tierra suficiente para que no alcanzara ningún puesto ni en Desarrollo Institucional.
Los regresos y las sorpresas
Quien regresa a la administración es Antonio Hernández González, ahora como director general de Desarrollo Económico. Hace poco, Antonio andaba buscando cerrar contratos en Comunicación Social, pero su perfil no cuadraba ahí. Ahora vuelve con otra encomienda.
La gran sorpresa fue Roberto Escalante, conocido por su papel como el joven bacheador que estaba al frente del Sistema de Mantenimiento Vial. De ahí, da el salto a una de las joyas de la corona municipal: SIMAS. Esperemos que mantenga firmeza y que los contratos del organismo no caigan en manos cuestionables. También tendrá que cuidar la caja chica, porque muchos la desean. Basta preguntar a los colegas de prensa del primer piso del Ayuntamiento para saber cómo se manejan esos fondos.
¿Gobierno misógino?
Lo verdaderamente preocupante de este gabinete es la falta de perfiles femeninos en los puestos de primer círculo. No es casualidad, es un reflejo de una administración que, desde su estructura, carece de perspectiva de género.
La pregunta es inevitable: ¿qué pensarán las mujeres de Torreón? ¿Qué mensaje les envía este gobierno cuando las decisiones importantes son tomadas por hombres y las mujeres quedan relegadas a papeles secundarios o, peor aún, son vistas como extensiones de sus parejas?
El alcalde —o quien decida por él— no solo muestra un claro favoritismo hacia sus allegados, sino también una visión de gobierno que parece anclada en tiempos pasados, cuando la política era cosa de hombres y los espacios para las mujeres eran limitados. Hoy, ese discurso está más que obsoleto.
La administración que inicia podría haber sido una oportunidad para demostrar un cambio de rumbo. Pero lo que vemos es más de lo mismo: nepotismo, reciclaje de funcionarios y un desdén hacia los perfiles femeninos.
Dicen que el poder ciega, pero aquí parece que ni siquiera hubo intento de mirar hacia otro lado. En Torreón, el Club de Toby sigue vivo y bien protegido. ¿Hasta cuándova a pasar?
Columna bien escrita con conocimiento de causa y buen analisis , felicidades