¿Huida o estrategia? El escape de Pepé Ganem

Patitas, ¿para qué te quiero?». Fue el lema de Pepé Ganem, «secretario en trámite» del Ayuntamiento de Torreón, quien desapareció de la escena pública este martes, justo cuando más se esperaba una respuesta de su parte. La versión oficial indica que viajó a la Ciudad de México para gestiones con el tesorero municipal. Sin embargo, los detalles de su salida, el hecho de que dejó a sus escoltas en su oficina y las imágenes en redes sugieren otra cosa: una huida estratégica en medio del escándalo y con una sonrisa soberbia.

La verdad es clara: en una riña de cantina, Ganem terminó envuelto en un conflicto que no solo lo señala directamente, sino que lo deja en una posición insostenible. Una de las víctimas confirma que fue agredida, y aunque fuentes indican que aún no se ha formalizado una denuncia en su contra, en cualquier otro lugar con un mínimo de institucionalidad, la separación del cargo sería automática. Pero estamos en Torreón, donde la ley se aplica con la flexibilidad de una liga.

La narrativa oficial también entra en lo absurdo. Decir que Ganem sólo defendía a las mujeres de un familiar es una historia que pocos creen. No solo porque el contexto de la agresión es confuso, sino porque las acciones posteriores lo contradicen: el funcionarioparece haber optado por abandonar Torreón. ¿Huyó del escándalo o de la justicia? ¿Se fue a buscar protección en otras esferas del poder? Lo que sí es claro es que alguien con integridad enfrenta las consecuencias de sus actos, no toma el primer boleto de salida.

Para sumar al caos, en los pasillos de la Presidencia se escuchó la voz de la segunda de Comunicación Social, #LadyFayuca, susurrando que, en contubernio con su jefe, Yohan Uribe, «Lord Fragmentado», movieron sus piezas para desviar la atención sobre Uribe y su denuncia pública de acoso. Entre sus maniobras, filtraron la nota de José Elías Ganem a un noticiero nacional. También, dicen, como parte de la venganza personal de #LadyFayuca contra Pepe, su exjefe en Prevención del Delito, con quien arrastra un odio mutuo desde aquellos tiempos.

Para avivar aún más las sospechas, Román Cepeda reapareció en una fotografía con rostro desencajado, rodeado de muchos directores de los llamados «masinembargos», como si quisiera rellenar el encuadre o respaldar su soberbia. En una esquina se encontraba Uribe, mientras que se notó la ausencia de Ganem y su esposa, la presidenta del Tribunal Municipal. Solo dos mujeres del gabinete fueron convocadas, lo que deja en claro la dinámica de poder en la administración.

Pepé Ganem, como «secretario en trámite» del Ayuntamiento, ocupa un cargo donde la responsabilidad es fundamental, y un escándalo de esta magnitud requiere investigaciones claras y sanciones adecuadas. Pero aquí, en la tierra donde la impunidad es costumbre, se apuesta a que el tiempo lo olvide todo.

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