
Escándalos, despidos y pagos pendientes: El caos en Comunicación de Torreón

Mientras la UAdeC cesó a tres maestros por plagio y violencia de género, en el Ayuntamiento de Torreón los acusados son respaldados e incluso posan para la foto. Esto ya le está cobrando factura a Román Cepeda. Una verdadera bomba le estalla en las manos, y todo apunta a la ineficiencia de su director de Comunicación Social, Yohan Uribe, #LordFragmentado, quien ya vive su propio viacrucis debido a la creciente molestia entre los proveedores de medios de comunicación a quienes no les han pagado, por su culpa.
La negligencia de Uribe ha provocado que al menos 13 empleados fueran despedidos en un solo día. A ver si el fragmentado no vuelve a andar como alma en pena, como hace unos días, cuando en la marcha del 8M lo exhibieron públicamente como acosador. Está contra las cuerdas, pero los malpensantes aseguran que recurrió a la macumba, como bien saben que suele hacer. Y cuando las cosas iban a su favor con el escándalo de Pepé Ganem, quien sacó el hooligan que lleva dentro, protagonizando una pelea que terminó en un desastre público y político.
Y aunque Uribe intentó desviar la atención, todo se le revierte. El reflector volvió a estar sobre él por la incompetencia de su dirección, que no realizó los trámites correspondientes para el pago de contratos a proveedores desde el año pasado. Dichos pagos debieron haberse efectuado desde la primera quincena de enero, pero en marzo, nada. Esta situación detonó la cancelación masiva de contratos publicitarios.
Uribe no puede justificar que no sabía lo que pasaba, pues desde octubre del año pasado compartía oficina con su antecesor, Luis Rayas. Ahora enfrenta la ausencia total de acuerdos para este año. La razón es simple: los contratos ni siquiera están elaborados, y los afectados comienzan a alzar la voz.
El recién estrenado funcionario creyó que su cargo sería un simple trámite y dejó todo para después. Se limitó a acomodar a su séquito de jóvenes «ayudantes», repartir favores a sus allegados, asegurarse su tajada y usar apoyos a la prensa amiga para distraer los escándalos del Ayuntamiento. Pero la realidad le explotó en la cara. Desde el séptimo piso ya le dieron un buen jalón de orejas para que acelere los contratos.
¿Su respuesta? La misma de siempre: culpar a otros. Primero señaló al tesorero Óscar Luján, quien, en un movimiento de ping-pong político, le devolvió la bolita asegurando que los proveedores no han enviado la documentación completa. Mientras tanto, los contratos siguen en el limbo y los perjudicados aumentan. Entre ellos, varios burócratas que han perdido su empleo por la incompetencia de Uribe. Este viernes fueron despedidas 13 personas, sumándose a otros tantos en semanas anteriores.
En los círculos de poder, la pregunta es inevitable: ¿Cómo puede alguien encargado de cuidar la imagen del alcalde ser incapaz de cuidar la suya propia? Sus escándalos, su gestión deficiente y sus descarados amiguismos lo han convertido en un lastre para la administración. Mientras las quejas se acumulan y la presión crece, solo queda ver si finalmente se decide a trabajar o si seguirá confiando en rituales y amuletos para escapar del desastre que él mismo creó. Pero no ha podido o no ha querido activar su sitio web, al cual ya le tiene asignado un presupuesto, y por ello ya puso a dos personas como «dueños» de su página. ¿Conflicto de intereses?