Política, amiguismo y despidos: El agua en SIMAS Torreón se vuelve un negocio

El agua es un recurso vital, pero en SIMAS Torreón parece que el verdadero poder está en las influencias, el amiguismo y las estrategias de supervivencia política. Mientras el gerente general, Roberto Escalante, se ocupa más de su faceta de influencer que de administrar el organismo, las decisiones las toma Manuel Calderón, su flamante director de Administración, su viejo conocido cuando ambos andaban tapando bachesen el Sistema de Mantenimoento Vial.

Calderón no es un novato en el juego: ya había sido contratista de Obras Públicas en la era de Gerardo Berlanga . Una vez más, los mismos nombres girando en el carrusel del poder.

El problema es que este “movimiento estratégico” ya dejó estragos. El pasado 5 de marzo, al menos ocho mujeres fueron despedidas de manera injustificada, sin razón aparente y sin que hasta la fecha se les haya liquidado conforme a la ley. Entre ellas, hay una trabajadora con más de 21 años de servicio y otras con más de 12. Una de las afectadas, recién convertida en madre, enfrenta la angustia de buscar el sustento mientras amamanta a su bebé.

En el tiempo que lleva en SIMAS, Calderón ya provocó una mala relación con los sindicatos de UNE y CTM, que en conjunto representan aproximadamente a 50 trabajadores.

Los testimonios de las despedidas coinciden en que, desde la llegada de Manuel Calderón, el ambiente laboral se volvió tóxico: gritos, malos tratos, documentos aventadose insultos. Además, se impuso la absurda exigencia de compartir y comentar en redes sociales las publicaciones de SIMAS como si fuera parte del contrato laboral.

Ahora, además del despido injustificado, las afectadas enfrentan la burla de que se les quiere pagar su liquidación en partes porque “no hay dinero”. Pero, curiosamente, sí hay recursos para pagar a ciertos proveedores, quienes, según denuncias, “retribuyen” con generosos favores al gerente de finanzas. Mientras tanto, los empleados protegidos siguen intocables y, por cada despedido, han contratado hasta cinco nuevos con sueldos inflados.

Por si fuera poco, el parque vehicular es manejado a conveniencia, dejando de lado la operación técnica del sistema, que es la columna vertebral de SIMAS. Así que, si usted ve alguna unidad abandonada, es porque no tiene gasolina. Las buenas camionetas fueron asignadas a la gente de confianza, mientras que los trabajadores recibieron el «deshuesadero»… y sin gasolina.

Pero hay más: los malpensantes sugieren que si el joven gerente general de SIMAS quiere conservar su puesto, más vale que alguien le lea la cartilla a su amigo o que lo mande a hacer home office antes de que le acomoden un refuerzo incómodo, un viejo conocido de la paramunicipal: Raymundo Rodríguez, quien fue el eterno gerente técnico de SIMAS, quien ha pasado por varias administraciones y colores políticos. ¿En qué modelo de su Harley-Davidson llegará esta vez?

Rodríguez es de esos personajes que saben mover fichas a su favor, y se rumorea que su regreso sería más como “oreja” del alcalde Román Cepeda, quien fue el único que logró sacarlo, pero lo regresó al SIMAS rural y hoy otra vez lo quiere como «apoyo técnico». No olvidemos que este funcionario ha sido señalado por amenazar con dejar a la ciudad sin agua cuando le conviene, especialmente en épocas electorales.

Así que cuidado: el agua es poder, y en SIMAS parece que el verdadero negocio es quién lo controla.

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