
Ciudadanos firman por derechos, Morena cobra lealtades: el contraste del Bienestar en Torreón

En Torreón, la política ya no vende ilusiones en mítines; ahora las reparte casa por casa con brigadistas armados de tablets. El Lic. Andrés de la Torre Ontiveros, diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista nivel 1 (TEA nivel 1), lo vivió en carne propia: le fotografiaron la credencial de elector con la promesa de afiliarlo a Morena y darle un plástico en tres semanas. Pasaron meses y nada. La credencial se volvió un OVNI político: todos hablan de ella, nadie la ha visto.
La oferta fue clara y a la vez sospechosa: “afíliate y habrá beneficios”. El mensaje oculto: tu derecho social depende de tu lealtad partidista.
“Andrés denuncia: ‘Me prometieron las credenciales, pero seguimos esperando’”.
Paralelamente, entregó oficios a la directora regional Karla Esperanza Zamora Soto para acceder a la pensión de discapacidad. Nunca obtuvo respuesta. Silencio que asfixia, silencio que parece estrategia: mantener al ciudadano en espera, obediente, como quien aguarda turno en ventanilla… solo que aquí nunca llaman.
Cansado, Andrés acudió a la presidencia con la regidora y consejera estatal de Morena, Ariana Cervantes, quien se sintió ofendido con una frase que consideró absurda y dolorosa: “El Asperger no es autismo”.
De un plumazo, borró años de diagnóstico y de lucha. Para Andrés no fue error, sino desprecio: “Me demostraron su ignorancia y su desdén”.
Ciudadanía que se organiza
Mientras funcionarios juegan al desgaste, la gente se organiza. El movimiento “Pa’ Cuando Nuestros Discapacitados en Coahuila” recolecta firmas y exige que el gobierno de Manolo Jiménez firme un convenio con la Federación para extender la pensión a personas con discapacidad hasta los 64 años.
Aquí no hay tablets ni plásticos fantasma: hay trabajo abierto, legítimo y transparente.
En la colonia Esparza, una pareja de adultos mayores también denunció la coacción disfrazada de atención. A través del programa “Salud Casa por Casa”, les ofrecen consultas preventivas y, cada vez que preguntan por la pensión de discapacidad para su hijo de 40 años, reciben la misma respuesta: “la culpa es del gobernador Manolo Jiménez, no ha querido firmar”.
Traducción: esperen a las elecciones.
Para colmo, los brigadistas colocaron en su fachada calcomanías religiosas con la frase “Este hogar es católico”. No para proteger la fe, sino para marcar territorio político.
Andrés decidió no callar:
“Responsabilizo a la Lic. Ariana Cervantes, a la Lic. Karla Esperanza Zamora Soto y a los brigadistas de cualquier acto en mi contra. Proporciono mi nombre: Lic. Andrés de la Torre Ontiveros”.
En Coahuila, la comedia roza la tragedia: ciudadanos como el movimiento “Pa’ Cuando Nuestros Discapacitados en Coahuila”deben firmar para exigir lo que ya está en la Constitución, mientras funcionarios actúan como si regalaran favores.
El Bienestar parece un circo: brigadistas que desaparecen credenciales, regidores que improvisan diagnósticos médicos y una dirección regional que juega a esfinge muda.
La ironía es clara: mientras colectivos ciudadanos luchan en plazas públicas por derechos, los morenistas locales convirtieron el Bienestar en mercancía política, y los derechos en un mal chiste de campaña.