Alianzas de conveniencia: Shamir con el PT, CATEM bajo cateo

Hoy tuve la oportunidad de reunirme con el Diputado Ricardo ‘El Tigre’ Mejía. Coincidimos en que debemos trabajar en unidad para lograr la transformación en Coahuila.
Shamir Fernández, en redes sociales, acompañado de la foto con su padrino político en la 4T.

Ese mensaje no es cortesía: es un guiño interno a la 4T. Cuando Shamir habla de “unidad”, no se refiere a la ciudadanía, sino a la suma de intereses políticos. En la postal, Mejía aparece como aval y Shamir como maquinaria electoral. La traducción es simple: unidad de conveniencia, no de convicción.

Así, pese al ruido, la cartografía política es clara: Fernández apunta a la alcaldía de Torreón ahora sólo con el PT como vehículo. La etiqueta de la 4T es plástica: se usa cuando conviene, se desecha cuando estorba. Y mientras tanto, en Morena, ya se acomoda en primera fila Luis Fernando Salazar, opción prioritaria para candidaturas mayores.


El exsubsecretario de Seguridad, Ricardo Mejía Berdeja, y diputado federal plurinominal , fue presentado como candidato del PT a la gubernatura de Coahuila en enero de 2023, tras renunciar a su cargo federal y romper con Morena por disputas internas. Esa jugada evidenció la fractura: el PT mostró músculo y se desmarcó del morenista Armando Guadiana.

Desde entonces, Mejía ha sido blanco de acusaciones: el PAN lo denunció ante la FGR por presuntos vínculos con el crimen organizado, corrupción y delitos electorales. También se le responsabilizó del fracaso en seguridad durante su paso por la Subsecretaría. Él respondió acusando una campaña orquestada desde el gobierno estatal y sus aliados.

Pese a ello, Mejía mantiene un rol de padrino político, especialmente útil para figuras como Shamir Fernández, que necesitan un salvavidas electoral.

La postal es reveladora: mientras Ricardo Mejía Berdeja se lucía en Monclova con su informe plurinominal, la Guardia Nacional irrumpía en la CATEM de Gómez Palacio, exhibiendo las contradicciones de quienes se han cobijado en esa central sindical como plataforma política. Ni él ni Shamir Fernández pueden desligarse de un vínculo que hoy se convierte en lastre, justo cuando intentan reposicionarse rumbo a nuevas candidaturas.

El cateo no solo mostró músculo federal en vísperas de la visita de Claudia Sheinbaum, sino que también mandó un mensaje doble: a los empresarios, que por fin vieron una respuesta a las denuncias de extorsión; y a los políticos, que la 4T acomoda lealtades según convenga. En este tablero, la CATEM deja de ser escudo y se convierte en recordatorio de que las alianzas de conveniencia pueden derrumbarse con la misma facilidad con la que se abren unas puertas a patadas.


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