“Blindaje informativo”… con goteras en el séptimo piso

De nada sirvió el nuevo “blindaje informativo” que el alcalde Román Alberto Cepeda González ordenó instalar en el séptimo piso del Palacio Municipal.
Ni los nuevos filtros, ni las paredes “antichismosos”, ni los juramentos de confidencialidad, ni los cambios de contraseñas lograron frenar lo inevitable: la información sigue escapando… y a chorros.

El viernes pasado, el alcalde mandó llamar a cuatro hombres de su círculo cercano: Juan Adolfo Von Bertrab (Obras Públicas), Gustavo Muñoz (Urbanismo), Pablo Llamas (Inspección y Verificación) y Yohan Uribe (Comunicación Social).
El motivo: un regaño privado por las filtraciones que, como los goteros de SIMAS, nunca paran.
Nada de columnas con nombres, nada de chismes de pasillo, nada de filtraciones a medios”, tronó Cepeda.
Pero en Torreón, cuando el poder intenta sellar las fugas, alguien siempre deja abierta la llave.


Dicen los presentes que el tono fue más de advertencia que de diálogo. Incluso se pidió al diplomático Eduardo Olmos Castro “interceder” por los señalados, como si fuera mediador entre cortesanos.
Pero el enemigo está en casa, y más cerca de lo que creen.

El propio Yohan Uribe —alias #LordFragmentado— ni tardo ni perezoso le contó todo a su “segunda al mando”, conocida entre pasillos como #LadyFayuca, confiado en que “no pasa nada”, pues presume tener trabajo asegurado en El Siglo de Torreón tras la presea de Cultura que entregó a la “Señora del Siglo.”
Según sus propias palabras, “ya tiene chamba como coordinador editorial de El Tecolotito”.
Y no, no es broma. Quienes lo escucharon aseguran que lo dijo con el mismo orgullo con que se presume un premio estatal de periodismo… o una membresía de cafetería gratis.

Como vieron perdido su pase a Radio Torreón y Torreón TV, Uribe le habría prometido a Lady Fayuca un lugar como jefa de información.
Aunque los más sarcásticos aseguran que el puesto sería más bien de voceadores, porque les encanta repartir cada detalle de lo que ocurre tras bambalinas del Ayuntamiento.


Entre tanta indiscreción, alguien tendrá que pagar los platos rotos.
Y todo apunta a que el sacrificio ya tiene nombre: Hansi, el director más expuesto del gabinete, podría convertirse en el primer chivo expiatorio de la era “antifiltraciones.”

Pero el verdadero problema, querido lector, no es quién hable, sino por qué hay tanto que ocultar.
Porque en un gobierno donde la transparencia se persigue como delito y la lealtad se mide por el silencio, las filtraciones no son el enemigo: son el síntoma.

Torreón TV y Radio: la batalla por el aire

Y hablando de fugas, los ojos también deberían mirar hacia Radio Torreón, donde se avecina una auténtica guerra civil mediática.
Ahí, las herencias familiares que dejó el exdirector Armando Cobián aún pesan: una nómina llena de apellidos repetidos y contratos que vencen en diciembre.
Desde Saltillo, aseguran que Luis Guillermo Hernández, el nuevo titular, tiene “licencia” para dar las gracias… y ajustar cuentas.

A la par, Carolina Negrete, actual encargada de Torreón TV, y su inseparable Abdón Garza, se creen dueños del medio cultural, al punto que la señora Negrete habría pedido a Hansi, de Obras Públicas, una oficina más amplia “para ella y sus asistentes.”

Pero eso no es todo: otra línea de filtración viene del ala panista. Paty de la Garza, recién incorporada a Radio Torreón, mantiene comunicación directa con su exjefe de los tiempos de Jorge Zermeño, Antonio Zamarrón, otro exdirector de Comunicación Social… al más puro estilo Uribe.

El Teatro Nazas como set de campaña: Salazar y sus invitados de utilería

Como lo advertimos aquí: el “Primer Informe al Pueblo” del senador morenista Luis Fernando Salazar Fernández terminó siendo un espectáculo de doble discurso, con acarreados, grupos musicales y propaganda dentro y fuera del recinto.

Entre pantallas LED, selfies políticas y camiones repletos de simpatizantes, el Teatro Nazas se transformó en un set de campaña más que en un acto de rendición de cuentas.

Sin la presencia de secretarios de Estado ni de líderes nacionales de Morena, el evento fue sostenido por un grupo reducido de morenistas locales y figuras que no pasaron desapercibidas.
De escenografía política, Cecilia “la heredera” Guadiana, su hasta hace poco enemiga pública, apareció para la foto y la reconciliación; también Alfonso Cepeda, con quien Salazar compite por la candidatura a la gubernatura de Coahuila.
Pero la heredera Guadiana no desaprovechó la oportunidad: subió a sus redes fotos sociales con huecos visibles en el teatro… imágenes con jiribilla.

Todos, sonrientes, fueron parte del nuevo libreto del “amor y unidad guinda”… al menos de dientes para afuera.

Desde temprano, camiones con simpatizantes llenaron el Teatro Nazas y sus alrededores. Adentro, la alcaldesa de Gómez Palacio, Betzabé Martínez, tropezó literalmente al llegar, aunque el verdadero tropiezo fue político: el acto reflejó más improvisación que fuerza.

Otros que fungieron como “árboles de cartón” fueron Cintia Cuevas, Antonio Attolini y el diputado Tony Castro, quienes intentaron proyectar una imagen de “bloque local”, aunque el mensaje terminó opacado por la escenografía y los egos.

Lo que se vendió como un “informe ciudadano” terminó pareciendo un ensayo anticipado de campaña.
El discurso de Luis Fernando Salazar buscó proyectar liderazgo y cercanía, pero entre el nerviosismo del guion y el brillo de las luces, lo que dominó fue la simulación: el intento de unificar un movimiento que aún no decide si aplaude a la 4T o se acomoda bajo su sombra.

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