Del mostrador al bolsillo: la ruta del dinero en Garantías

En Al Café Político se llenaron los servidores de quejas que llegan como café cargado, de ciudadanos y hasta de funcionarios hartos de la mafia enquistada en la Dirección de Garantías en Torreón.

El 9 de septiembre contamos en la columna ¿Podrá la nuevaTránsito quitar las malas prácticas o solo administrarlas? cómo en Tránsito se exigían cuotas de 30 a 40 pesos por elemento para liberar las garantías, negocio controlado por Elizabeth “La Chapis”. Hoy, nuevas denuncias revelan que el sótano de la Presidencia —la Dirección de Garantías, Infracciones y Parquímetros— funciona con la misma receta: cuotas, nombres repetidos y un sistema aceitado para que el dinero fluya… pero no a las arcas municipales.


La red familiar

Detrás del mostrador aparece José Alfredo Serna Rodríguez, jefe del departamento, a quien los agentes también deben reportar lo recaudado a través de “La Chapis”.
Su hijo, Julián, encargado de ventanilla, ofrece “facilidades” rápidas: si la multa es alta, manda al ciudadano atrás, donde Elizabeth “La Chapis” recibe la garantía y la devuelve para que su hijo Julián la cobre sin recibo oficial.

A la operación se suma Jaz, quien manipula el sistema para que los pagos no queden registrados. El dinero fluye hacia Serna, quien presume estar blindado por sus nexos familiares con el primer regidor Luis Jorge Cuerda Serna, y protegido por el director de Ingresos, Roberto Barrios Hinojosa.


Los mismos involucrados expiden permisos de estacionamiento inexistentes en la normatividad. Son copias recicladas de otra administración, pero firmadas en serie y con la venia del jefe Serna.

El recorrido es puntual: pasan por Diana,  después por Susana —asistente de Serna— y su hija, que cubre el turno vespertino. Finalmente, Serna estampa su firma y el permiso queda “oficializado”.

Con ese papelito, los automóviles quedan blindados ante los parquímetros, libres de infracciones, mientras los ingresos que deberían entrar a las arcas municipales terminan en bolsillos particulares.


Complicidad recalentada

Garantías en Torreón sigue siendo un café de promesas incumplidas: hace meses un grupete de funcionarios prometió reacomodo, pero nada cambia.
El nuevo tesorero Javier Lechuga ya puso lupa a los gastos del séptimo piso, por lo que se espera haga lo mismo en el sótano de Garantías. La incógnita es si el contralor Óscar Luján, que en su momento prometió como tesorero la remodelación, se atreverá a investigar… o servirá otra taza de complicidad recalentada.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *