
Un aniversario con grietas: entre preseas y descontento

Torreón debería estar de manteles largos por sus 118 años de historia, resistencia y orgullo lagunero. Y como dicta la tradición, el Cabildo vistió de solemnidad la ceremonia en el Museo Arocena para entregar las preseas de Ciudadanía Distinguida 2025. Un ritual que debería oler a reconocimiento genuino… pero esta edición terminó dejando más descontento que albricias.
Para la Convocatoria para Ciudadano Distinguido de Torreón, las candidaturas se proponen por escrito ante la Secretaría del Ayuntamiento. Un Comité de Evaluación analiza las propuestas y emite un dictamen que se somete a votación del Cabildo. Los regidores, síndicas y el Secretario del Ayuntamiento en turno son quienes aprueban la lista final de galardonados.
Este año la votación tuvo un matiz extra: “Pepé” Ganem, secretario hasta finales de agosto, dejó el cargo y fue sustituido por Eduardo Olmos ,quien acompañó formalmente al alcalde Román Cepeda en la entrega de preseas este 15 de septiembre.
Más allá del protocolo, el evento mostró su fractura en algo tan simple como una foto. Funcionarios divididos en dos cuadros:Los “de siempre”, que se retrataron en la postal oficial como un “club de sobrevivientes”.Los recién llegados con aval de Saltillo —Eduardo Olmos, Javier Lechuga, Martha Faz y Alfredo Flores— que prefirieron posar afuera con la ciudadanía.
El contraste fue evidente: adentro selfies entre burócratas, afuera saludos de la gente común. Dos realidades en la misma celebración.
Los cuestionamientos
Entre los distinguidos ciudadanos pocas veces se cuestiona este acto, pero en esta ocasión sí: surgieron críticas y murmullos. Tampoco pasó desapercibido que Liliana Salinas Valdés, madre del gobernador y presidenta honoraria del DIF Coahuila, acompañara al alcalde Román Cepeda en la entrega. Más que un gesto institucional, pareció un marcaje político.
La Medalla Magdalena Mondragón, destinada a artes, literatura o promoción cultural, fue entregada a la empresaria Luisa Fernanda Villegas Camil. Oficialmente se le distinguió como promotora cultural; extraoficialmente, las críticas fueron inmediatas: “¿Consejera de Cultura del Ayuntamiento y además premiada? Eso es como aplaudirte en un espejo”. A ello se sumaron señalamientos por sus vínculos familiares y políticos: su prima Sofía García Camil es funcionaria estatal; su pariente político es el diputado plurinominal de Morena, Sergio Mayer; y se le liga con el director de Comunicación Social, Yohan Uribe, quien presumió el premio como triunfo familiar en redes.
La Medalla de Oro, por beneficencia y servicio comunitario, fue otorgada al presbítero Víctor Manuel Gómez Hernández, con más de tres décadas de servicio religioso. Sin embargo, también levantó polémica: se le acusó de querer apropiarse del mote de “Padre Grillo”, legado del fallecido José Rodríguez Tenorio, impulsor del Cerro de las Noas. Sus críticos señalan que utiliza el púlpito más para proselitismo político que para labor social, algo que —afirman— incomoda incluso al obispo.
Lo que sí pasó sin ruido
En el ámbito deportivo, científico y de beneficencia, los galardonados pasaron sin inconformidades. Pero el ruido en Cultura y en la Medalla de Oro bastó para empañar el festejo.
La pregunta que queda
El 118 aniversario de Torreón no solo se celebró con velas y discursos, sino también con la eterna pregunta que persigue a los reconocimientos oficiales:
¿Premiamos méritos o premiamos relaciones?
