Simulación en Torreón: Román, antes de irse, advierte: ‘No quiero pedos’

La semana pasada Román reapareció más delgado, sonriente y envuelto en vaselina política. Pero el Cabildo de Torreón no se reconcilió: se reseteó para obedecer.

El pasado 12 de junio, Román Cepeda se reencontró con su bancada priista. No para gobernar —eso sería demasiado práctico—, sino para intentar maquillar el caos: reconectar con un Cabildo roto, dividido, desmotivado y convertido en un tablero de ambiciones personales.

La reunión pareció más un reencuentro de generación, una sesión de autoayuda o un casting para precandidatos. Todo olía a simulación: una mesa con frases motivacionales, sonrisas forzadas y el mismo guion de siempre: “unidad”, “compromiso”, “trabajo en equipo”.

Y ahí, entre guiños incómodos, Román soltó la frase que marcó el tono:
Estoy a toda madre”, dijo con sonrisa quirúrgica. “Ya me querían en el pozo”, remató entre risas que sonaron más a protocolo que a alivio.

Pero lo que vino después no fue comedia: fue advertencia. Fue línea. Fue control disfrazado de cordialidad.

Algunos regidores lo dijeron tal cual:
“Haz de cuenta que volvió el Román de campaña”… pero más delgado, más sonriente, más abierto.
Pero igual de centralizador. Les habló de va bien cob sus “tratamientos”, pidió unidad, trabajo en equipo y salir a las calles —como si no llevaran seis meses fingiendo que lo hacen—. Les recordó que cada quien tiene su grupo político, y que él lo sabe.
Y soltó la línea clave: “No quiero pedos.”
Si hay alguno, él lo resuelve… desde el escritorio central de su ego.El mensaje de “confianza” se sintió más como:
“Obedezcan y sonrían.”


El dos veces primer regidor, Luis Cuerda, no estuvo. Se dijo que estaba en una reunión de seguridad, pero todos leyeron el mensaje entre líneas: Cuerda ya no se siente regidor. Se asume delfín. Ya no saluda, no convive. Todo lo gestiona a través de su asistente. Desde que se filtró que podría sustituir a Román si éste pide licencia, se volvió altivo, distante, casi automático Y eso, en política, tiene nombre: falta de pudor… o exceso de ambición. O ambas.

Varios regidores salieron de la reunión con “confianza”, creyendo que ahora sí los escuchan.
Ahora todos quieren algo. Todos se sienten con méritos por una canndidatura por diputación local, federal ya es mucho pedir para ellos. Y, literalmente, se empujan por debajo de la mesa:

  • Roberto Bernal, que presume sus vínculos en Saltillo y quiere una diputación local por la vía del recuerdo, cuando fue secretario de Salud.
  • Karla Centeno Félix, dos veces regidora, heredera de un apellido con peso universitario. Su familia ha sido señalada por eternizarse en la UAdeC.
  • Raúl Garza, séptimo regidor y operador de Román, que quiere brincar… aunque aún no sabe a dónde.
  • Jennifer Miroshlava Muñoz, respaldada por Mejora Saltillo, y que no olvida el pleito con Garza por las pipas de agua en el poniente.

¿Y quién asesora a Román?
Este lunes, Román publicó en sus redes una foto con una parte de equipo de directores operativos.
Todos sonrientes, como recién salidos de un brunch en Las Villas:

“Revisamos con diferentes direcciones operativas la planeación de obras para el segundo semestre. Vienen grandes acciones para Torreón.”

Texto motivador… pero la imagen fue tomada la semana pasada.
Porque desde este fin de semana, Román : viajó a CDMX con su esposa, sus dos hijos (el mayor y el menor), y un primo empresario que —dicen— le va muy bien en Parras.

Y se nota que la foto es vieja: varios de sus directores, que sí trabajaron este lunes, aparecieron con otra camisa. Al menos les hubieran avisado para guardar el outfit y que la puesta en escena pareciera real. Por cierto, en la imagen faltaron varios del Club de Toby operativo. Se comenta que Fer Villarreal, de Servicios Públicos, aprovechó para irse de vacaciones a Costa Rica o Puerto Rico.
Los envidiosos no lograron confirmar el itinerario… pero de lo que sí están seguros, es que no estaba.

Tampoco hubo publicación actualizada por el Día del Padre. El alcalde usó una imagen vieja del Grito del año pasado.
Ni postales familiares actuales, ni rancho, ni Villas, ni Azulejos, ni nietosNo estaba.
No es descuido: es mensaje.

Y Mientras Román fingía gobernar, uno de sus críticos, Antonio Attolini, lo reventó:

“Esta es la organización criminal que gobierna Torreón: el grupo compacto del alcalde.
¿Quién de aquí será el primero en traicionarlo y ponerse del lado del pueblo?”

Y como si fuera vidente:

“Hay más de uno que ya está buscando su salida, se los aseguro.”


Y como mantra, una pregunta:
¿Quién asesora a Román Cepeda… o de quién se deja asesorar?

Porque si algo está claro en Torreón:
esta administración flota… con demasiados tratando de agarrar el timón.

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