Betzabé: la hija rebelde que sirvió café, pero dejó fuera a su madre política

La presidenta electa de Gómez Palacio por Morena , Betzabé Martínez Arango, habló de unidad… pero la foto oficial dice otra cosa. Reunió a exalcaldes de ADN priista (hasta nuevo aviso), como Rocío Rebollo, Octaviano Rendón, Ricardo Rebollo, Miguel Campillo y Mario Calderón. Todos sonrientes, todos “transformadores”, todos bien servidos. Pero dejó fuera a dos mujeres clave del ajedrez local: su exjefa y «madre política», Marina Vitela, y su excontrincante electoral, Leticia Herrera Ale, la todavía alcaldesa.

En política, la unidad suele tener apellidos y filtro. En esta ocasión, la taza de café vino cargada, pero sin leche Marina ni azúcar Leticia.

Lo de Marina Vitela no fue una omisión menor. Fue quien le abrió las puertas a Betzabé en la política local: la colocó como directora del DIF y, en 2022, ambas compartieron boleta, cada una con su candidatura. Las dos perdieron. Cada quien tomó su camino. Betzabé regresa ahora por la puerta grande, mientras Vitela retomó su diputación plurinominal —de esas que no se ganan con votos, sino con línea directa.

Pero algo se rompió. Cuando Betzabé ganó la encuesta interna para encabezar la candidatura de Morena en Gómez Palacio, la exalcaldesa morenista no lo digirió bien. Prefirió respaldar a otros perfiles. No hubo ruptura pública, pero sí un silencio elocuente que hoy se vuelve escandaloso. Marina simplemente no existe en el nuevo discurso triunfalista de Betzabé.

Y no es la única ausente incómoda. Tampoco aparece Leticia Herrera Ale, la aún alcaldesa que derrotó a Betzabé en 2022. Hoy, ya sin competencia directa, Leticia no fue invitada, ni mencionada, ni agradecida. Oficialmente no pasó nada… y eso, en política, lo dice todo. Parece existir un pacto de no agresión: Leticia se va, pero deja estructura, contratos y nombres sembrados en la nómina. Mientras tanto, la foto nos recuerda con toda claridad quién sí importa y quién ya no cabe ni en el pie de página.

Ahora bien, lo irónico del resultado es brutal: Betzabé ganó menos votos en 2025 que cuando perdió en 2022. Este año logró 36,109 votos, pero en 2022 la elección generó mayor participación y más respaldo ciudadano, aunque el resultado no le favoreció. La participación ciudadana cayó del 45.1% al 34.9%, es decir: 13.7 puntos menos de interés democrático. En números duros: de 104,836 votos emitidos entonces, bajamos a apenas 90,448.

Y si eso no fuera suficiente, los votos nulos también aumentaron, de 2,582 (2.4%) a 2,696 (2.9%). No es una revolución silenciosa, pero sí una alerta roja de desinterés. El mensaje es claro: el pueblo no salió a celebrar la transformación… apenas si salió.

En pocas palabras: Betzabé fue más votada cuando perdió… que ahora que ganó.
La política, a veces, es tan irónica como cruel: pierdes con fuerza, pero ganas sin pasión.

Aquí no hubo “ola guinda”. Hubo maquinaria electoral. Morena operó, movió estructuras, gestionó votos, pero no hubo arrastre popular. Menos participación suele traducirse en hartazgo, apatía y desconexión. La narrativa de la transformación ya no emociona, sólo recicla actores. Un mandato que nace con menos votos y entusiasmo llega con una carga: menos margen de error y más escrutinio. Cualquier paso en falso le costará más caro que a sus antecesores.

Y por si fuera poco, ya se ven rondando los viejos priistas con hambre atrasada. Algunos con experiencia, otros con puro colmillo. Ojo, porque hasta los comunicólogos torreonenses andan buscando refugio político en Gómez, antes de que el barco de Román Alberto Cepeda termine por hacer agua en La Perla de La Laguna.

Sí, Betzabé ganó. Eso es un hecho. Pero lo hizo con menos votos, menos fervor y más silencios que aplausos. Su primer acto como presidenta electa confirmó lo que muchos intuían: va por su cuenta.
Ni Marina ni Leticia están en su hoja de ruta. Ni sombra, ni eco.

Y entonces quedanpreguntas : ¿Autonomía o aislamiento? ¿Audacia o soberbia?
¿Libertad política o soledad peligrosa?

Las respuestas vendrán pronto. Gómez Palacio no es un municipio que tolere errores.
Y menos cuando el café viene frío… y servido solo para unos cuantos.


Sí, Betzabé ganó. Pero ganó sin pasión, sin apellidos incómodos y con muchos silencios.
Ni Marina ni Leticia figuran en su hoja de ruta.
Ni sombra, ni eco.

Entonces quedan preguntas:

¿Autonomía o aislamiento? Audacia o soberbia?

Gómez Palacio no tolera errores.
Y menos cuando el café viene frío…
y servido sólo para unos cuantos.

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