
Ni Viesca ni Parras: La 4 T prefiere casarse en Zempoala y Cancún



Este sábado 25 de octubre, mientras medio país cuenta los días para la quincena, en Zempoala, Hidalgo, se descorchará el bienestar con roble francés y acento norteño. Ahí, en la Hacienda Zotoluca —la misma donde alguna vez se hospedó Luis Miguel o donde suelen casarse los famosos y el Jet set mexicano— se celebrará la llamada “boda del bienestar”.Nada de modestia: habitaciones de lujo (de 6 mil a 10 mil pesos por noche), helipuerto para invitados distinguidos y jardines tan cuidados que ni en los informes de gobierno florece tanto.
Los novios son un cruce de linajes políticos:Cecy “la heredera” Guadiana, senadora de Morena e hija del finado empresario del carbón Armando Guadiana Tijerina; y Américo Villarreal Santiago, secretario de Bienestar en Coahuila e hijo del gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya. Una unión que, según murmura el círculo morenista, cuenta con el visto bueno de la alta jerarquía sentimental de la 4T.
Durante los preparativos, Armando Guadiana hijo presumió en redes las botellas del vino D’Guadiana Cabernet Franc y Pinot Noir 2023, con denominación coahuilense.Sí, el bienestar se sirve en copa y con uva de abolengo.
Porque mientras unos beben aguas locas del Oxxo, otros hacen patria con vino de reserva y etiqueta personalizada.
A los invitados se les pidió no llevar celulares ni cámarasUn sacrificio mayor hasta para los novios, sobre todo para Américo, fanático de las redes, quien este viernes presumía haber llegado a 50 mil seguidores como si fuera un logro trascendental. Lástima que no podrá compartir con ellos “el momento más feliz de su vida”. Temen que alguna imagen se convierta en el nuevo meme del sexenio. Aunque ya se sabe: nunca falta el dron indiscreto o el invitado “creativo” que grabe el brindis por error.
La Hacienda Zotoluca está a menos de 50 minutos del AIFA, pero los vuelos desde Ramos Arizpe y Torreón aún no despegan.
Nada de qué preocuparse: los asistentes viajan en jets privados, como el propio “junior” Villarreal, que cada semana vuela desde Tamaulipas a Coahuila “a trabajar”.
Porque una cosa es predicar la austeridad… y otra, viajar en Viva Aerobus.
Se espera también que Rocío Nahle, gobernadora de Veracruz, llegue con los zapatos enlodados, quizá sin la compañía de Manolo Jiménez, quien —paradójicamente— “no trabaja” en ese estado. Entre los invitados suenan los nombres de los laguneros Shamir Fernández y Pily de Aguinaga, suplente de la senadora. El diputado Antonio Attolini anunció que no asistirá. No sabemos si por falta de invitación… o de tiempo libre.
Y quien seguramente sí fue invitado, pero prefirió el Caribe, es Luis Fernando Salazar Salazar, que este fin de semana estará en Cancún, asistiendo al informe del senador Gino Segura y quizá quedándose a la otra boda: la del líder moral del PVEM en Coahuila, José Refugio “Cuco” Sandoval.Mientras tanto, otros coahuilenses como Alex Martínez ya fueron vistos en el Caribe, confirmando que la nueva nobleza cuatroteísta tiene más vuelos que conexión con su tierra.
Lo irónico es que ninguno eligió casarse en Coahuila.Ni Arteaga, ni Parras, ni Viesca, ni los demás Pueblos Mágicos alcanzaron el encanto de Zempoala o Cancún.Para pedir votos, los pueblos mágicos son “orgullo del estado”;para casarse, mejor con clima templado y a kilómetros de distancia.
Y ahí queda el dilema para la 4T coahuilense:¿a cuál boda asistir —a la de los suyos en Hidalgo o a la de sus aliados del Verde en Cancún?Ambas con discurso de justicia social… y menú de cinco tiempos.La derrama económica —como el bienestar— se queda fuera de Coahuila.
Y el mensaje también:en el amor, como en la política, el linaje importa más que la localidad.
