“Más Saludable”: Salud con folio con un hospital con goteras y litigios, ¿Programa social o negocio redondo?

En Torreón los negocios siempre encuentran disfraz. A este medio llegó la presentación de la tarjeta “Más Saludable”, con folios del 00001 al 10,000 y con logos del Gobierno de Coahuila y del Ayuntamiento de Torreón, coronada con el eslogan “Siempre puedes más”.
El documento promete modernidad digital: consultas médicas y dentales ilimitadas, tres medicinas mensuales, dos pares de lentes al año, seis estudios de laboratorio y la comodidad de activarse con celular y QR. Para mayor efecto, se ubica en Mariano López Ortiz, a una cuadra del Bosque Venustiano Carranza, como si la salud fuera tan accesible como un café en el Oxxo de la esquina.

El contraste es inevitable. Mientras la tarjeta presume orden y call center, el Hospital Municipal de Torreón sigue atrapado en su deterioro. No es novedad: ya en 2018, durante la administración de Jorge Zermeño, se había planteado su extinción formal porque ni los números ni la operación le daban viabilidad.
Hoy los problemas se acumulan: litigios que dejan al municipio con certeza jurídica sobre apenas el 18.6% del inmueble, baños denunciados por insalubres, áreas desalojadas con rumores de privatización y trabajadores que salen a protestar para defender sus plazas. La paradoja es cruel: un hospital con quirófanos en disputa judicial frente a una tarjeta que presume modernidad en folio.

La historia no se limita a la salud. Torreón tiene larga experiencia en entregar lo público al mercado. La basura en su momento fue concesionada y hoy se tambalea la continuidad de PASA. Los parquímetros digitales se han vuelto un dolor de cabeza, sobre todo para quienes se les dificulta lidiar con aplicaciones.
El alumbrado público lleva quince años en manos de Construlita y pronto tendrá que renovarse. Y en la lista aparece la planta tratadora de aguas residuales como el siguiente negocio redondo. En ese contexto, la tarjeta “Más Saludable” no parece un programa social sino la extensión de esa misma lógica: privatización hormiga, solo que ahora con QR y branding oficial.

Lo irónico es pensar en cuántos funcionarios dejarán de viajar a Houston, San Antonio o Monterrey, o de atenderse en hospitales privados como Los Ángeles o el Sanatorio Español, o incluso con el Dr. Simi, para estrenar la tarjeta municipal. Porque para ellos, la salud sigue facturándose en dólares. El folio digital queda para el ciudadano común, que paga impuestos y ahora también igualas.

El chiste amargo es que, al paso que vamos, pronto no habrá servicios públicos sin app ni suscripción. La basura en concesión, el agua en concesión, la luz en concesión y la salud en iguala con logo oficial.
Torreón siempre puede más… pero hacia lo privado.

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