La violencia juvenil en Torreón volvió a teñir de rojo la noche del fin de semana, esta vez en un bar llamado «La Mexa«, ubicado frente a la funeraria del IMSS en la avenida Morelos. El saldo: dos jóvenes heridos con botellas rotas y un detenido.
El suceso, ocurrido alrededor de las 10 de la noche según testigos, fue minimizado por las autoridades, quienes, en un comunicado oficial contradictorio, aseguraron que ellk0 vv incidente tuvo lugar después de la 1 de la madrugada. ¿Intento de ocultar información, incompetencia o simple negligencia?
Para agravar la situación, el bar no fue clausurado en el momento pese a lo ocurrido. Se rumora que el propietario tiene amistades influyentes en las altas esferas municipales. Entre los nombres que saltaron a la palestra destaca Pablo Llamas, director de Inspección y Verificación Municipal, quien, según trascendidos, pidió expresamente que no se tomaran medidas contra el lugar. Su falta de presencia en los operativos nocturnos y su demora en responder mensajes —tres horas después del incidente— lo convierten en un ejemplo de lo peor de la burocracia municipal: negligencia mezclada con favoritismo.
Por otro lado, «el secretario en trámite del Ayuntamiento», Pepé Ganem, solo logró ofrecer un desfasado comunicado donde mencionó que están «diseñando» un programa de capacitación para el personal de seguridad de los bares. ¿Diseñando? ¿Acaso no se supone que ya existían operativos y capacitaciones desde la pandemia? La declaración parece una improvisación torpe, más que una estrategia preventiva seria.
Además, el programa «La Noche es de Todos y Todas», supuestamente reforzado desde febrero, no es más que un eslogan vacío. Ni Ganem ni el equipo de comunicación parecen saber qué ocurre realmente en los bares de la ciudad.
La ciudadanía empieza a hacerse preguntas legítimas: ¿Qué tan lejos están dispuestos a llegar estos funcionarios para proteger intereses privados? ¿Por qué el Ayuntamiento sigue respondiendo con declaraciones risibles y medidas a destiempo?
Por si fuera poco, un día después del incidente, el alcalde de Torreón apenas apareció en público tras un descanso en familia. El domingo, solo estuvo 15 minutos en el Maratón Lala y dejó plantados a sus funcionarios, quienes lo esperaban en la Plaza Mayor para apoyar a los maratonistas. Entre ellos, el propio Ganem, quien, según comentarios de Antonio Attolini, corrió al «estilo Roberto Madrazo».
En sus declaraciones del lunes, Román Alberto Cepeda afirmó que dos bares fueron clausurados y prometió que revisarían los protocolos de seguridad y la capacitación del personal encargado de prevenir estos actos. Sin embargo, queda la duda: ¿por qué no se actúa con contundencia desde un principio? Tal vez el alcalde debería asesorarse con sus propios funcionarios, como Luis Morales y César Alvarado, quienes en su momento implementaron operativos efectivos que hoy parecen haber sido borrados de la memoria institucional.
Mientras los responsables no se bajen de sus pedestales y trabajen, la inseguridad seguirá siendo la invitada fija de las noches torreonenses. Aquí, al parecer, la impunidad sí tiene pase VIP.