¿Por qué se llama Pan Francés si nació en La Laguna?

Torreón.- orreón, Coahuila.- En La Laguna, el pan francés no tiene nada que ver con baguettes o croissants. Aquí, el pan francés es redondo, esponjoso, con azúcar en la corteza y aroma a horno de barrio. Es una creación local que huele a infancia, a sobremesa y a desierto.

Aunque su nombre evoca a Francia, el origen del Pan Francés Lagunero está en los años 40 y 50, cuando panaderos de Gómez Palacio y Torreón comenzaron a experimentar con una receta más suave y dulce que el bolillo tradicional. Agregaron leche, huevo y azúcar, logrando una textura más ligera y un sabor tostado que recordaba —solo en apariencia— a los panes europeos de la época.

Por eso lo llamaron “pan francés”: no por su origen, sino por su técnica más refinada, inspirada en las panaderías de estilo europeo que empezaban a surgir en México tras la Segunda Guerra Mundial. En otras palabras, era “a la francesa”, es decir, un pan más elaborado, dorado y de miga aireada.

Con el tiempo, este pan se volvió parte del desayuno lagunero por excelencia, acompañando cafés, leches calientes y meriendas familiares en colonias tradicionales como La Merced, Abastos o Zaragoza.

Su preparación artesanal —con manteca, horno de leña y azúcar espolvoreada— se ha mantenido casi intacta por generaciones. Hoy, el pan francés sigue siendo un símbolo de identidad regional y un emblema de la cultura gastronómica del norte.

Desde 2022, el Día del Pan Francés Lagunero se celebra de forma simbólica cada 16 de octubre, coincidiendo con el Día Mundial del Pan, para rendir homenaje a los panaderos locales que mantienen viva esta tradición.

Porque aunque su nombre sea extranjero, el pan francés lagunero tiene corazón mexicano y alma de desierto.

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