
«Torreón: Una gestión bajo fuego

Quien debería hacer un reacomodo urgente entre sus asesores es el alcalde de Torreón, Román Cepeda. Cada vez que decide «trabajar», solo logra prender fuegos sin una estrategia clara. Este jueves por la mañana, sus policías municipales participaron como «apoyo» en un conflicto que compraron sin necesidad. El caso involucra a Karla Olivas, de Antorcha Popular, quien, junto con su pareja Ignacio Cruz Tobón y Pablo Pérez, parecen haber encontrado en la apropiación de terrenos su modus vivendi. No es la primera vez que lo hacen; ya tienen historial en localidades como Chávez, Matamoros y San Pedro. Estos personajes no son dueños de nada, pero han sabido vivir de las regalías del gobierno.
Muchos decían que era el momento para que Román Cepeda hubiera estado del lado del pueblo, dando la cara como el líder que prometió ser, y no perdiendo el tiempo en reuniones superfluas con sus aduladores. Pero su falta de sensibilidad y empatía se evidencian cada vez que evade su responsabilidad. Es ahora cuando debe estar al frente, resolviendo conflictos que afectan directamente a la ciudadanía.
Entre sus fueguitos está la amenaza que lanzó al Grupo OMA debido a sus inversiones limitadas en el Aeropuerto Internacional de Torreón, a pesar de que este es uno de los más rentables del grupo. La demanda es clara: mayor frecuencia de vuelos, destinos variados y mejoras en la infraestructura. Los usuarios y la economía local merecen una mejor conectividad y servicios de calidad.
¿Recuerdan cuando el pianista José Ángel Pérez reubicó a los ambulantes de Torreón y los establecieron en corredores de mini-hornos de aluminio? Años después,otro panista Jorge Zermeño se armó para quitar a los de la avenida Cepeda entre el bulevar Revolución y Presidente Carranza. Incluso Natalia Fernández, cuando era una humilde abogada, defendió a los comerciantes, pero de nada sirvió: los terminaron quitando otra vez. Ahora, en el ayuntamiento donde trabaja Fernández como síndica, se elabora una propuesta para reubicar a los comerciantes ambulantes del centro de Torreón. Su idea es mejorar la imagen urbana.
Por si fuera poco, se suma el nerviosismo por la lupa de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), que detectó fallas en adquisiciones, arrendamientos y servicios, llevando el expediente a la Fiscalía General de la República (FGR). Con este paso, se inician investigaciones que podrían traducirse en sanciones económicas, administrativas y hasta penales. Esto tiene nerviosos a todos en la presidencia, y tal vez sea por eso que el jefe de Comunicación Social, Yohan Uribe, mostró una vez más su actitud déspota. Durante el jueves por la noche, impidió que los compañeros de prensa hicieran su trabajo, bloqueándoles el acceso al alcalde y a la mesa donde estaban los funcionarios disfrutando de una velada de boda. No se entiende su nerviosismo, ya que lo de la ASF no corresponde a su periodo; afecta al 2022. Más bien, su hostilidad parece ser su estado natural, algo que se evidencia su falta de control y las recientes bajas en su área.
Entre los cambios, Uribe corrió al coordinador administrativo de nombre Alberto, con el que llegó en septiembre, quien se decía era su mano derecha. En su lugar, subió a una trabajadora de la señora Cristal Barrientos, con #LadyTemu, como su asistente, alegando que solo él puede tener una secretaria. El ambiente laboral en el área de Comunicación Social es prueba de una gestión cargada de hostigamiento y autoritarismo, y un reflejo de la administración que dice encabezar Cepeda.
El lunes se espera más información sobre estos temas en la columna «El Bastón de Mando», incluyendo los convenios cancelados y las medidas tomadas. El escándalo en Comunicación Social, los conflictos actuales y las irregularidades administrativas siguen siendo un reflejo de la falta de organización y liderazgo en esta administración.