¿Y el alcalde?: Vacaciones exprés… el arte de descansar sin trabajar

El 6 de enero, con la solemnidad de un Día de Reyes, Cepeda tomó protesta a 24 integrantes de su gabinete. De esos 24, 21 son hombres y solo tres mujeres. Una proporción que deja mucho que desear en materia de equidad de género, pero, bueno, vayamos al tema principal: ¿qué hizo el alcalde después de esta ceremonia? Pues básicamente desaparecer.

Apenas un día después de haber armado su equipo, Cepeda desairó la ceremonia de graduación de la Policía Estatal, encabezada por su «amigo» el gobernador Manolo Jiménez Salinas. En su lugar, mandó al regidor Luis Cuerda y al jefe de la policía municipal, César Perales. Un movimiento que podríamos llamar diplomático… si no fuera porque también se ausentó de la toma de protesta del General de Brigada E.M. Jesús Alejandro Adame Cabrera como comandante de la Sexta Zona Militar.

Ahora, hagamos un ejercicio de lógica. ¿No se supone que la seguridad es prioridad número uno en Torreón? Entonces, ¿por qué el alcalde no se presenta en eventos clave que involucran a las fuerzas de seguridad estatal y federal? Tal vez estaba demasiado ocupado en hacer sus maletas para irse a reflkexionat sobre cómo resolverá las anomalías que le detectó la ASE. O quizás simplemente le gusta hacer home office.

Lo curioso es que Cepeda no optó por un retiro en Europa, como ya nos tiene acostumbrados. Esta vez, su descanso fue más discreto y cercano. Por si algo sucede, había prometido ante la prensa irse hasta este viernes 10, pero le ganó más la fatiga, por lo que dicen se tomará «cuatro merecidos días» de descanso.

Mientras tanto, la ciudad queda en manos de su equipo, liderado por el secretario «balín» del ayuntamiento, como llama Antonio Attolini a Pepé Ganem por su título profesional que sigue siendo un misterio digno de novela policiaca. La falta de cédula profesional de Ganem es un tema que sigue dando de qué hablar, pero parece que en Torreón eso no es impedimento para asumir responsabilidades.

Por cierto, quien fue la antecesora de ese puesto, la hoy síndica de mayoría, Natalia Fernández, también es un caso peculiar: se la pasó en depresión. Hace unos días, cuando Román se acordó de que estaban en los grupos de WhatsApp, la expulsaron del selecto grupo.

Este episodio nos recuerda que, aunque algunos personajes políticos se esmeren en mostrar su mejor cara, las acciones terminan por desenmascarar sus verdaderas prioridades. Los torreonenses merecen un liderazgo presente, responsable y comprometido con la seguridad de la ciudad. Porque, al final, si la ciudadanía no cuestiona, los reflectores seguirán apuntando a los mismos personajes que insisten en hacer de Torreón un escenario de incertidumbres.

PD: Esta columna no tiene nada personal contra el alcalde y sus achichincles, pero sus acciones cuestionables no dejan que los reflectores cambien de personajes. Ya hasta estamos pensando en lanzar su historieta diaria al estilo de Trucutú, Memín Pinguín, Kalimán o La Familia Burrón. Total, material sobra para episodios semanales llenos de suspenso, humor involuntario y una que otra moraleja política.

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