
La sombra de Cepeda: represalias, difamación y la crisis de seguridad

En Torreón, levantar la voz puede costar caro. En la política local, los enemigos no se hacen en las urnas, sino en las sombras. Esta semana en El Bastón del Mando desentrañamos el caso de Sofía Díaz Lozano, la abogada y activista que pasó de luchar por los derechos de las mujeres a enfrentar una maquinaria de represalias y difamación. Pero no es la única: la oposición también está en la mira del alcalde Román Cepeda, quien, en su afán por controlar la narrativa, ha llegado al extremo de investigar hasta a los propios periodistas. Mientras tanto, la violencia crece, la ciudad arde y el Ayuntamiento sigue en su burbuja.
Represalias y desconexión: El caso de Sofía Díaz Lozano y el cerco de Román Cepeda
Sofía Díaz Lozano, abogada y activista, se encuentra en el ojo del huracán. Lo que comenzó como una lucha por los derechos de las mujeres en Torreón ha derivado en una serie de represalias políticas, difamaciones y un escándalo que mezcla denuncias de corrupción y persecución. La historia está llena de piezas en movimiento: exregidoras, funcionarios, redes de pago y una campaña de desprestigio que se teje en las sombras.
El tablero político y la traición
Entre los nombres que aparecen en esta historia está Blanca «Wera» Álvarez, exregidora y actual directora de Prevención del Delito del Ayuntamiento de Torreón, a quien Sofía señala de haber puesto en riesgo la marcha feminista de 2023. La enemistad entre ambas se fraguó entre protestas y diferencias ideológicas, desembocando en ataques públicos y acusaciones cruzadas.
La nómina fantasma y los acuerdos oscuros
El nudo de la trama lo conforma una presunta nómina fantasma, un secreto a voces, donde Sofía apareció durante dos meses. Según su testimonio, nunca recibió un solo peso, y la responsable de los cobros a su nombre fue la morenista Mónica Montero, exsíndica y antigua aliada política.
Sofía describe este mecanismo como un pacto entre regidores de la administración, sin distinción de partido, para recuperar descuentos aplicados al fondo de pensiones. Para compensarlos, los beneficiarios recibían pagos ficticios en un esquema de aviadores que se extendía por todos los sectores políticos.
Intentar corregir el rumbo solo la puso en mayor peligro. La abogada exigió ser eliminada de la lista de pagos, pero ni Montero ni el regidor priista Luis Cuerda movieron un dedo. Su única solución fue cancelar su tarjeta bancaria para evitar cobros fraudulentos.
Persecución política y difamación
Las represalias no tardaron en llegar. Luego de la marcha feminista del 8M del año pasado, donde elementos de seguridad intentaron reventar la manifestación en la explanada de la Plaza Mayor, Sofía denunció que patrullas rondaban su casa. Ahora existe una campaña en su contra orquestada en redes sociales satélites, lo que sugiere un intento coordinado por minar su credibilidad. Todo esto ocurre en un contexto en el que el activismo feminista en la ciudad ha sido blanco de criminalización y ataques sistemáticos.
Pero Sofía no es la única que enfrenta represalias. El regidor morenista Gabriel Francisco es quizá el único opositor que ha incomodado a la administración de Román Cepeda, tanto así que siguen tomando represalias contra él y su gente cercana. En redes sociales, manejadas por el jefe de comunicación Yohan Uribe, «Lord Fragmentado», se ha intensificado la campaña de desprestigio contra opositores. Y no solo eso: en su paranoia, intentan amedrentar desde la propia oficina de Uribe, donde se vocifera que, de la «mano» con la Policía Cibernética, intentan descubrir quién está «arruinando sus planes».
Incluso se ha llegado a investigar a quien escribe esta columna, olvidando que existen mecanismos de protección para activistas y periodistas.
Violencia e indiferencia
Mientras el Ayuntamiento de Torreón se obsesiona con fabricar enemigos y blindar su imagen, la violencia social sigue en ascenso. El secretario en trámite, Pepé Ganem, se presenta como garante de la paz, pero sus acciones lo contradicen: hace dos semanas fue captado agrediendo a un joven, mientras que en las calles las riñas ya cobran vidas, como el asesinato de un árbitro en un partido de fútbol rápido y la muerte de un motociclista de 19 años tras ser embestido por un automovilista. Como si no bastara, la ciudad ahora suma un nuevo episodio de incertidumbre con la aparición de un pistolero en el restaurante Mochomos, quien, al ser descubierto con un arma al cinto, desató el pánico entre los comensales. u otro hombre con pistola en Las Villas.
Mientras esto sucede, la desconexión de Román Cepeda con la realidad es total. Su estrategia de distracción ha sido utilizar a su familia como escudo simbólico. Este fin de semana presumió a sus nietas desde la Hacienda Narigua en General Cepeda, donde varios empresarios están construyendo un resort en una zona arqueológica. Algunos malpensados creyeron que se trataba de su «nueva casita» en Las Villas, pero no: las imágenes mostraban un entorno rodeado de agua, lo que descartó esa especulación pero abrió preguntas sobre si ese era el origen de las pipas de agua que reparten sus funcionarios y que se pelean entre sí, como el regidor priista Raúl Garza, alfil de Román para ser candidato a diputado. Hace unos días, se le metió en su sector la edil Miroslava Muñoz, lo que ocasionó un bloqueo al poniente de Torreón.
En la administración de Cepeda, los enemigos políticos cambian, pero la estrategia de represión es la misma. En este juego de poder, el jaque mate nunca está asegurado, pero el fuego cruzado es una constante.
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