
Gabriel Elizondo en el ring equivocado

Mientras la gente sufre el calorón y la falta de presión de agua, a Gabriel Elizondo —jefe estatal del programa Mejora en Coahuila— lo llevaron a una función de lucha libre en Torreón… como si eso resolviera la pobreza.
¿El colmo? Se dejó ver sonriente junto a Mario Cepeda Jr., su coordinador regional e hijo del tristemente célebre “Profe” Mario Cepeda, quien desde octubre de 2024 porta un brazalete electrónico tras ser acusado de agredir a una exfuncionaria estatal —que además es su familiar—.
Ambos han sido señalados por convertir al Simas Rural en un feudo político-electoral. Se les acusa de aviadurías, proveedores fantasma y pasivos millonarios. Aunque el gobernador Manolo Jiménez prometió resultados “próximamente” tras una auditoría estatal, el saqueo sigue impune.
El único procesado: Juan Pablo N., exgerente vinculado a proceso en 2022. Lo sustituyó Hugo Ibarra Gómez, y la opacidad no se fue… solo cambió de escritorio.
No solo dejaron a Simas Rural en números rojos: también dejaron sin agua a comunidades urbanas y rurales de Torreón y Matamoros.
Mientras tanto, los Cepeda se pasean con desparpajo en eventos comunitarios que disfrazan de política pública.
Pero lo del jueves fue de campeonato: sin máscara, sin pudor… y ni una sola caída técnica.
Una puesta en escena que insultó la inteligencia ciudadana.
Consejo no pedido:Gabriel Elizondo, considerado uno de los “delfines” del gobernador, parece haber sido engañado en tierras laguneras.¿Quién le arma la agenda?¿Quién le hace creer que posar con grillos reciclados es estrategia?
Y sí, alguien debería advertírselo:
lo están usando para blanquear el lodazal de otros.
En medio del caos, también deambula Verónica Martínez, diputada federal y líder del PRI Torreón, quien —en lugar de mediar en la tensión Saltillo–Torreón— alimenta la incertidumbre con frases tipo:
“Se viven momentos incómodos…”
Muchos se preguntan:
¿De qué lado está Verónica?
Incluso dentro del propio gobierno estatal hay incomodidad. Funcionarios regionales cuestionan en voz baja que Mario Jr. presuma oficina en el segundo piso del viejo edificio Coahuila, justo al lado del despacho del secretario de Gobierno, Óscar Pimentel.
Cuando llega a aparecerse —pues reside en Saltillo— lo hace como quien no rompe un tubo.
Igual que Eduardo Olmos, secretario regional, y su escudero David Flores Lavenant, que solo vienen una vez al mes pero se creen salvadores de La Laguna.
Como estrellas fugaces: mucho brillo, poco impacto.
Porque en la política regional, hay síntomas…
pero el diagnóstico sigue siendo estéril.
Y, para variar…
los únicos que terminan bien planchados…
son los ciudadanos.

Inspectores bajo la lupa: irregularidades en Verificación Municipal
Tardó, pero finalmente despertó uno de los personajes más mencionados en esta barra editorial: Pablo Fernández Llamas, director de Inspección y Verificación del Ayuntamiento de Torreón, quien decidió apagar rumores y ahora presume —literalmente— que ya no se duerme antes de las 11 de la noche. Incluso, dicen, ya acude a los operativos nocturnos para vigilar a sus muchachos: los temidos inspectores.
El despertar del joven político no pasó desapercibido. Al contrario: desató envidias internas que no estallaron con violencia, pero sí con el clásico fuego amigo, de ese que se cocina a fuego lento… y se adereza con promociones de 2×1 desde el Steak Palenque.
Según fuentes de sobremesa, fue el propio alcalde Román Alberto Cepeda quien —en uno de esos momentos de contención política— pidió mayor unidad a sus directores. Pero parece que la solicitud cayó en oídos sordos… y egos inflados.
La respuesta fue más bien de guerra fría institucional: se activaron antenas, se cruzaron mensajes, y comenzó la cacería de filtraciones internas. Todo apunta hacia el personal sindicalizado, que representa al menos el 80% del equipo operativo en la dirección de Inspección.
Y aquí viene lo irónico: algunos de esos mismos inspectores tienen expendios clandestinos de cerveza en colonias como Santa Fe. ¿Quién regula a los reguladores?
Para colmo, desde las oficinas administrativas se inventan “quejas ciudadanas” —falsas— para justificar acciones o, peor, para golpear al compañero incómodo.
En ese ambiente, los callos ya se pisaron. Y la pregunta ya no es si habrá consecuencias… sino si habrá una limpieza real o solo otra ronda de simulación burocrática.
Mientras tanto, hay quien cree que esta nueva “vigilia” de Pablo Fernández es apenas temporal. Porque en Torreón, cuando un funcionario se activa de noche… algo huele raro. Y no precisamente a operativo.
Postdata incómoda: Según se comenta en los pasillos de la Presidencia, el director de Comunicación Social, Yohan Uribe, mejor conocido como #LordFragmentado, no solo da órdenes desde los cafés del Marriott o Crowne Plaza, sino que dirige ataques contra columnistas incómodos. ¿Por iniciativa propia… o por encargo?