En Torreón, la hora del escándalo ya sonó: 650 mil pesos. El alcalde Román Alberto Cepeda fue captado con un reloj de lujo digno de un jeque árabe. Brilla más que sus obras públicas, y también ha generado preguntas incómodas:¿De dónde salió el dinero?
Pero no es el único con gustos ostentosos. Enrique Flores Hernández, un hombre que opera desde el despacho del alcalde, también es fanático de los relojes caros. Lo llaman “Enrique Rolex” entre los pasillos, porque su estilo no hace más que imitar el de su jefe.¿Será que los venden en abonos, como perfumes y ropa de paca?
Aunque no tiene un cargo formal, Enrique tiene más poder que muchos directores en funciones. Llegó a resolver un tema con una empresa hotelera en la primera administración de Román… y se quedó, consolidando su propio feudo.
Fuentes internas revelan que Enrique tiene en la nómina a su esposa, hijos, cuñada, sobrina y hasta a su nuera, quien fue colocada nada menos que en Derechos Humanos. Lo que inició como influencia, terminó consolidándose como un consorcio familiar dentro del gobierno municipal.
Por cierto, la página de Transparencia del Ayuntamiento de Torreón se encuentra oportunamente fuera de servicio.
Y esto no es exclusivo de Torreón ni de la familia Flores. Muchos funcionarios, como un mal chiste, tienen hasta a las comadres cobrando en modo fantasma. Es el reflejo perfecto de la política nacional. Mientras Morena y sus aliados aprueban la reforma al nepotismo para… 2030, a pesar del rechazo de Sheinbaum, la ley se prepara para prohibir que los funcionarios contraten a familiares. Pero claro, un «nuevo» código para frenar redes de poder familiar que, en Torreón, ya operan sin prisa ni vergüenza, la ley solo se aplica cuando conviene.
Porque aquí, el verdadero poder no está en los cargos. Está en los apellidos que nunca desaparecen de las nóminas… ni de los relojes de lujo.