En Gómez Palacio, la política se asemeja a una telenovela clásica, con exaliadas enfrentadas, un excampeón de boxeo buscando su lugar en la arena política y un guion lleno de traiciones y ambiciones.
Marina Vitela Rodríguez, exalcaldesa, intenta recuperar su posición tras una derrota electoral por la gubernatura de Durango , mientras su exaliada, Betzabé Martínez Arango, ahora diputada federal, emerge como una fuerte contendiente.
Añadiendo más drama, el excampeón de boxeo Cristian Mijares intentaintegraresea a la 4T, pero los guinda parecen tener otros planes.
Detrás de escena, Andy López Beltrán, hijo del expresidente, maneja las decisiones clave.
Este triángulo político promete más giros que soluciones para la ciudadanía.
En Gómez Palacio, la política tiene más giros que una telenovela mexicana. Hay drama, traiciones, ex aliadas que ahora se clavan puñales y, para darle un toque excéntrico, un exboxeador en busca de su ring político.
De un lado del triángulo está Marina Vitela , exalcaldesa que, al parecer, extraña tanto el poder como los fans extrañan las repeticiones de «culebrones del ayer». Después de ser derrotada en el ring electoral por Esteban Villegas, Vitela quiere su revancha, confiando en que las segundas partes no siempre son malas… aunque en política suelen ser peores.
En la otra esquina está Betzabé Martínez Arango, exaliada de Marina y su «casi hija», aseguraban algunos, que ahora no solo quiere tomar su lugar, sino hacerlo con estilo. Recién electa diputada federal, Betzabé, ahora apoyada por el otro tabasqueño Adán Agusto, parece dispuesta a demostrar que, en la política lagunera, la lealtad tiene fecha de caducidad más corta que una tendencia en redes sociales.
Y como si esto no fuera suficiente, aparece Cristian Mijares, expresidente priista local, , con ganas de en papel estelar. Pero en la 4T ya dejaron claro que las mujeres lideran Gómez Palacio, mientras los hombres deben esperar su turno en Durango capital. Así que, para Mijares, esta telenovela parece más un casting fallido que una oportunidad real.
Detrás del escenario, Andy López Beltrán, hijo del ex presidente, mueve las piezas como director de la producción. El reto no es menor: ¿apostar por la nostalgia de Marina, el presente de Betzabé o el outsider deportivo de Cristian? La decisión promete ser igual de impredecible que los desenlaces de las telenovelas más retorcidas.
Al final, Gómez Palacio queda atrapado en este triángulo amoroso-político, donde los intereses pesan más que las alianzas y donde, como en toda novela mexicana, lo único seguro es que el drama está lejos de terminar.
